Blanca Eekhout Gómez

Artículos

  • Las Líneas de Chávez ¡Viva Willian!

    ¡Cuánto pesar en el corazón por esta mala hora! ¡Cuán difícil es escribir estas palabras para que expresen, fiel y verdaderamente, un sentimiento tan hondo de aflicción, de pérdida! Digo tu nombre, Willian, con una lágrima cruzándome el alma y perpetuándose en la memoria por ti. Una lágrima que son muchas lágrimas compartidas con todos tus seres queridos, con los compañeros y compañeras del Partido Socialista Unido de Venezuela y con todo un pueblo.

    La Patria amaneció con su bandera a media asta y atravesada de dolor. La mayor de todas las paradojas nos asalta de nuevo: Willian parte para quedarse sembrado para siempre entre nosotros, como sembrado está en su tierra guariqueña a la que tanto amó. Willian vive en el horizonte luminoso de la batalla cotidiana por, lo digo con Bolívar, la suprema felicidad social; en la misma batalla en que nos enseñó la firmeza de su talante: dignidad y valentía hechas compromiso lúcido y riguroso.

    Desaparece de entre nosotros un gran forjador de la vía venezolana hacia el socialismo y uno de los mejores cuadros de la Revolución Bolivariana y del Partido Socialista Unido de Venezuela: un patriota ejemplar y un guariqueño de excepción. Desaparece físicamente, sí, pero no se ha ido: nunca te irás, compañero y camarada; continúas en nosotros y con nosotros, forjando la Patria socialista y liberada por la que luchaste sin tregua y con el mayor de los desprendimientos.

    Digo tu nombre, Willian, y digo lealtad: lealtad probada, una y otra vez, y agigantada en abril de 2002. Oigo la voz serena y altiva del Presidente de la Asamblea Nacional que no reconoce a la tiranía: la voz del hombre que, a todo riesgo, se mantiene firme e irreductible en su puesto. Y vuelvo a abrazarte, con gratitud y reconocimiento, como en aquella madrugada del 14 de abril, tras aquel 13 de gloria, de victoria del pueblo y sus verdaderos soldados; aquella luminosa e imperecedera jornada estará, para siempre, asociada a tu querida presencia.

    Cuando un hombre grandioso desaparece de la tierra deja detrás de sí claridad pura, nos recuerda el Apóstol Martí, y hoy, tratando de entendernos en el ciego arrebato, lo reiteramos ante el pueblo venezolano que halló en Willian Lara a uno de sus hijos más ejemplares. Willian encarnaba una pasión militante, una vocación de servicio y una entrega a la causa de los humildes que nos honran y honrarán eternamente.

    Si alguno de vosotros quisiera ser el primero, sea siervo de todos, pues tampoco el hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida para redención de muchos, nos enseña el Santo Evangelio. Sé que el pueblo de Guárico siente como propia, en alma y carne, la verdad de tales palabras: Willian Lara, en el tiempo que duró su mandato sirvió a los guariqueños y guariqueñas con devoción y entereza. Willian, hijo del pueblo, no vino para ser servido sino a darlo todo, hasta la vida misma, para la redención de muchos. De ahora en adelante la historia de esta tierra de centauros se escribe a partir de este paradigmático gobernador quien enfrentó resueltamente, como nunca antes, a los latifundistas y se consagró, por entero, al ejercicio de gobernar obedeciendo a su pueblo.

    Por tanto camino en compañía, digo, en esta hora, tu nombre en presente, Willian, porque sé que seguirás obrando por amor al pueblo. Allá, en el llano infinito, queda tu limpio y luminoso legado, al igual que en toda Venezuela. Honrarte será para nosotros, las revolucionarias y los revolucionarios, un compromiso eterno.

    ¡¡Hasta la vida siempre!!

    ¡¡Venceremos!!

  • Reflexiones de Fidel: La infinita hipocresía de Occidente

    Aunque hubo artículos sobre el tema antes y después del 1º de septiembre de 2010, ese día, el diario La Jornada, de México, publicó uno de gran impacto, titulado “El holocausto gitano: ayer y hoy”, que recuerda una historia verdaderamente dramática. Sin añadir ni quitar una sola palabra de la información que ofrece, seleccioné los renglones textuales de su contenido que reflejan hechos realmente conmovedores, de los cuales, Occidente y, sobre todo, su colosal aparato mediático, no dice una palabra.

    “En 1496: auge del pensamiento humanista. Los pueblos rom (gitanos) de Alemania, son declarados traidores a los países cristianos, espías a sueldo de los turcos, portadores de la peste, brujos, bandidos y secuestradores de niños.

    “1710: siglo de las luces y de la razón. Un edicto ordena que los gitanos adultos de Praga sean ahorcados sin juicio. Los jóvenes y las mujeres son mutilados. En Bohemia, se les corta la oreja izquierda. En Moravia, la oreja derecha.

    “1899: clímax de la modernidad y el progreso. La policía de Baviera crea la Sección Especial de asuntos gitanos. En 1929, la sección fue elevada a la categoría de Central Nacional, y trasladada a Munich. En 1937, se instala en Berlín. Cuatro años después, medio millón de gitanos mueren en los campos de concentración de Europa central y del Este.”

    “En su tesis de doctorado Eva Justin (asistente del doctor Robert Ritter, de la sección de investigaciones raciales del Ministerio de Salud alemán), afirmaba que la sangre gitana era sobremanera peligrosa para la pureza de la raza alemana. Y un tal doctor Portschy envió un memorándum a Hitler sugiriéndole que se los sometiera a trabajos forzados y a esterilización en masa, porque ponían en peligro la sangre pura del campesinado alemán.

    “Calificados de criminales inveterados, los gitanos empezaron a ser detenidos en masa, y a partir de 1938 se los internó en bloques especiales en los campos de Buchenwald, Mauthausen, Gusen, Dautmergen, Natzweiler y Flossenburg.

    “En un campo de su propiedad de Ravensbruck, Heinrich Himmler, jefe de la Gestapo (SS), creó un espacio para sacrificar a las mujeres gitanas que eran sometidas a experimentos médicos. Se esterilizó a 120 niñas cíngaras. En el hospital de Dusseldorf-Lierenfeld se esterilizó a gitanas casadas con no gitanos.

    “Millares de gitanos más fueron deportados de Bélgica, Holanda y Francia al campo polaco de Auschwitz. En sus Memorias, Rudolf Hoess (comandante de Auschwitz), cuenta que entre los deportados gitanos había viejos casi centenarios, mujeres embarazadas y gran número de niños.

    “En el gueto de Lodz (Polonia) […] ninguno de los 5.000 gitanos sobrevivió.”

    “En Yugoslavia, se ejecutaba por igual a gitanos y judíos en el bosque de Jajnice. Los campesinos recuerdan todavía los gritos de los niños gitanos llevados a los lugares de ejecución.”

    “En los campos de exterminio, sólo el amor de los gitanos por la música fue a veces un consuelo. En Auschwitz, hambrientos y llenos de piojos, se juntaban para tocar y alentaban a los niños a bailar. Pero también era legendario el coraje de los guerrilleros gitanos que militaban en la resistencia polaca, en la región de Nieswiez.”

    La música fue el factor que mantuvo en ellos la unidad que los ayudó a sobrevivir, como en los cristianos, los judíos y los musulmanes lo fue la religión.

    La Jornada, en sucesivos artículos desde fines de agosto, refrescó los acontecimientos casi olvidados de lo que ocurrió con los gitanos en Europa, que afectados por el nazismo, fueron olvidados después del juicio de Nuremberg en 1945-1946.

    El gobierno alemán de Konrad Adenauer declaró que el exterminio de los gitanos antes de 1943, obedecía a políticas legales de Estado; los afectados ese año no recibieron indemnización alguna. Robert Ritter, experto nazi en el exterminio de los gitanos, fue puesto en libertad; 39 años después, en 1982, cuando la mayoría de los afectados habían muerto, fue que se reconoció su derecho a la indemnización.

    Más del 75 por ciento de los gitanos, que se calculan entre 12 y 14 millones, viven en Europa Central y del Este. Sólo en la Yugoslavia socialista de Tito los gitanos fueron reconocidos con los mismos derechos que las minorías croatas, albanesas y macedonias.

    El órgano de prensa mexicano califica de “particularmente perversa” la deportación masiva de gitanos a Rumania y Bulgaria, ordenada por el gobierno de Sarkozy -judío de origen húngaro-; son las palabras textuales con que la califica. No se tome como una irreverencia mía.

    En Rumania, el número de gitanos se calcula en dos millones de personas.

    El Presidente de ese país, Traian Basescu, aliado de Estados Unidos y miembro ilustre de la OTAN, calificó de “gitana asquerosa” a una periodista. Como puede observarse, una persona sumamente delicada, y de cortés lenguaje.

    El sitio web Univisión.com, comentó las manifestaciones contra la expulsión de gitanos y “xenofobia” en Francia. Alrededor de “130 manifestaciones debían tener lugar en Francia y frente a embajadas francesas de varios países de la Unión Europea, con el apoyo de decenas de organizaciones de derechos humanos, sindicatos y partidos de izquierda y ecologistas”, informó la agencia noticiosa AFP. El extenso despacho habla de la participación de conocidas personalidades del mundo de la cultura como Jane Birkin y la cineasta Agnes Jaoui, recordando que la primera “formó parte, junto con el ex resistente contra la ocupación nazi de Francia (1940-1944) Stephane Hessel, del grupo que se entrevistó posteriormente con asesores del ministro de Inmigración Eric Besson.

    “‘Fue un diálogo de sordos, pero es bueno que haya tenido lugar para mostrarles que gran parte de la población monta en cólera ante esta política nauseabunda’, indicó el portavoz de la Red de Educación sin Fronteras…”

    Otras noticias sobre el espinoso tema, llegan de Europa: “El Parlamento Europeo colocó ayer en la picota [pública] a Francia y Nicolas Sarkozy por la repatriación de miles de gitanos rumanos y búlgaros en un tenso debate en el que se calificó de escandalosa y ridícula la actitud de José Manuel Durão Barroso y de la Comisión por su aparente pusilanimidad y por no condenar por ilegales y contrarias a derecho comunitario las decisiones de París”, informa El País.com en un artículo de Ricardo Martínez de Rituerto.

    El diario La Jornada publicó en otro de sus artículos, el impresionante dato social de que la mortalidad neonatal de la población gitana es nueve veces mayor a la media europea y la esperanza de vida apenas rebasa los 50 años.

    Con anterioridad, el 29 de agosto, había informado que “aunque las críticas no hayan faltado -tanto por parte de las instituciones de la Unión Europea (UE) como por la Iglesia católica, la ONU y el amplio abanico de organizaciones pro migrantes-, Sarkozy insiste en expulsar y deportar cientos de ciudadanos de Bulgaria y Rumania -y por ende ciudadanos europeos- bajo la excusa del supuesto carácter ‘criminal’ de estos ciudadanos”.

    “Es difícil de creer que en 2010, -concluye La Jornada- tras el terrible pasado de Europa en el terreno del racismo y la intolerancia, es todavía posible criminalizar a una etnia entera a través de su señalamiento en cuanto problema social.”

    “La indiferencia o inclusive el beneplácito frente a las acciones de la policía francesa hoy, italiana ayer, mas

    europea en general, deja sin palabras al más optimista de los analistas.”

    De repente, mientras escribía esta Reflexión, recordé que Francia es la tercera potencia nuclear del planeta, y que Sarkozy tenía también un maletín con las claves para lanzar una de las más de 300 bombas que posee. ¿Acaso tiene algún sentido moral y ético lanzar un ataque sobre Irán, al que condenan por la supuesta intención de fabricar un arma de este tipo? ¿Dónde está la cordura y la lógica de esa política?

    Supongamos que Sarkozy de repente se vuelve loco, como parece ser que está sucediendo. ¿Qué haría en ese caso el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con Sarkozy y su maletín?

    ¿Qué ocurrirá si la extrema derecha francesa decide obligar a Sarkozy a mantener una política racista en contradicción con las normas de la Comunidad Europea?

    ¿Podría contestar el Consejo de Seguridad de la ONU esas dos preguntas?

    La ausencia de la verdad y la prevalencia de la mentira es la mayor tragedia en nuestra peligrosa era nuclear.

    Fidel Castro Ruz

    Septiembre 12 de 2010

    6 y 57 p.m.

  • 30 estadísticas que demuestran que la élite se enriquece, los pobres empobrecen y la clase media es destruida

    Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

    A todos no les ha ido mal durante la confusión económica de los últimos años. De hecho, hay algunos estadounidenses a los que les ha ido realmente bien. Mientras la vasta mayoría tenemos dificultades, existe un pequeño segmento de la sociedad al que al parecer le va mejor que nunca.

    Esto lo reflejó un reciente artículo en CNBC que señala que a compañías que sirven a estadounidenses de a pie les va bastante mal ahora mismo mientras que en general compañías que comercializan artículos y servicios de lujo se desempeñan excepcionalmente bien.

    ¿Por qué entonces no se suben los consumidores estadounidenses al carro de las compras? Bueno, parece que hay numerosos estadounidenses que no pueden gastar mucho dinero ahora mismo o quienes dudan mucho antes de hacerlo. Una cantidad sorprendentemente elevada de estadounidenses siguen sin tener trabajo, y muchos otros estadounidenses, sienten un temor muy real de que los tiempos económicos muy difíciles volverán pronto.

    Por otra parte, hay un porcentaje significativo de estadounidenses que despilfarran dinero en artículos y servicios de lujo como si la economía hubiera repuntado totalmente y se pudiera comenzar la fiesta. ¿Qué diablos pasa exactamente en este país? Bueno, en 2010 la vida es muy, muy diferente dependiendo de si eres un “poseedor” o un “desposeído”. El reciente artículo en CNBC al que me refiero anteriormente lo describe como sigue…

    Los gastos de consumo en EE.UU. se han convertido en una historia de dos ciudades en 2010, con todo un segmento de consumidores que derrochan con confianza en las mejores cosas de la vida, mientras otro segmento, preocupado por el desempleo y con poco o ningún ingreso disponible, gasta sólo en las necesidades esenciales.

    ¿Por qué sucede algo semejante?

    Sucede porque los ricos se están enriqueciendo y tienen mucho dinero para comprar cosas y los pobres se empobrecen y tienen menos dinero que nunca para gastar.

    En caso de que no hayáis prestado atención durante las últimas dos décadas, lo que tenemos actualmente en EE.UU. es un sistema diseñado para canalizar la mayor cantidad de riqueza posible a las manos de la elite.

    Lo que tenemos en EE.UU. en 2010 no es capitalismo. En su lugar, hemos creado un sistema en el cual las leyes han sido ajustadas para asegurar que la elite del poder y sus grandes corporaciones dominantes siempre ganen.

    ¿Por qué creéis que tantas de las corporaciones más grandes de EE.UU. pagan tan pocos impuestos?

    ¿Por qué creéis que tantas entre ellas reciben tantos subsidios, ventajas fiscales y rescates del gobierno?

    Ya no tiene que ver con competencia.

    Tiene que ver con el amaño del juego a su favor.

    La elite del poder y las corporaciones gigantes que controla gastan millones y millones en cabildeo y en donaciones a las campañas electorales y esperan un gran rendimiento de esa inversión.

    Consideremos un ejemplo. Mucha gente cree que se supone que Barack Obama y los demócratas son contrarios a los negocios. ¿Verdad?

    Bueno, ¿por qué entonces algunos de los mayores donantes de Barack Obama son las mismas corporaciones que están recibiendo gigantescos rescates, obteniendo beneficios récord y pagando a sus empleados miles de millones de dólares en bonificaciones?

    Goldman Sachs fue el segundo donante por su tamaño de Barack Obama. Citigroup fue número seis. JPMorgan Chase fue número siete. Time Warner fue número ocho.

    ¿Comienzas a ver claro?

    Cada año que pasa, el Congreso de EE.UU. pasa una ley tras la otra para facilitar el dominio de las grandes corporaciones y facilitar que los ricos se hagan aún más ricos.

    La economía de EE.UU. ya no tiene que ver con competencia.

    Tiene que ver con la eliminación de la competencia.

    Y desgraciadamente para los estadounidenses de clase media, las gigantes corporaciones depredadoras que ahora dominan nuestra economía se dan cuenta de que en realidad no necesitan para nada tantos trabajadores estadounidenses.

    En su lugar, están exportando lenta pero continuamente nuestros puestos de trabajo al otro lado del mundo, donde los trabajadores están dispuestos a trabajar por cerca de una décima parte de sus ingresos.

    Y sin embargo, seguimos corriendo a los hipermercados, y llenamos nuestros carritos con un montón de porquería plástica hecha al otro lado del mundo por esas corporaciones gigantescas.

    Mientras tanto, esas corporaciones gigantescas extraen los beneficios que obtienen de nuestras comunidades, toman nuestros puestos de trabajo y los exportan a ultramar.

    Por lo tanto, en última instancia: ¿puede sorprender que la brecha de la desigualdad de los ingresos esté creciendo?

    Sin que las pequeñas empresas tengan una posibilidad legítima de competir y sin buenos puestos de trabajo para los trabajadores estadounidenses, la clase media en EE.UU. seguirá siendo masticada y escupida.

    A continuación enumero 30 estadísticas que prueban que la elite se está enriqueciendo, que los pobres se están empobreciendo y que la clase media está siendo destruida en 2010…

    Los ricos se están enriqueciendo aún más:

    1. En 2007, el 1% superior de todos los estadounidenses se llevaba un 24% del ingreso nacional. Era un nivel que no había sido visto desde los días de la Gran Depresión.

    2. Los ingresos han estado aumentando en EE.UU., pero aquellos muy arriba en la pirámide se tragan casi todo el aumento de los ingresos. Según Harvard Magazine, un 66% del aumento de los ingresos entre 2001 y 2007 fue percibido por el 1% superior de todos los estadounidenses.

    3. Incluso cifras oficiales del gobierno muestran que los ricos se están enriqueciendo aún más. Un análisis de datos de los impuestos a los ingresos de la Oficina del Presupuesto del Congreso estableció hace algunos años que el 1% superior de todos los hogares estadounidenses posee casi el doble de la riqueza corporativa que poseía hace sólo 15 años.

    4. La mayoría de los estadounidenses han sufrido durante los últimos años, pero no los que se encuentran en Wall Street. El contralor estatal de Nueva York, Thomas DiNapoli, dice que las bonificaciones para 2009 en Wall Street aumentaron un 17% en relación con 2008.

    5. Incluso mientras la cantidad de estadounidenses que viven en la pobreza aumenta vertiginosamente, la cantidad de millonarios simplemente sigue creciendo. De hecho, la cantidad de millonarios en EE.UU. aumentó en un gigantesco 16% a 7,8 millones durante 2009.

    6. La cantidad de dinero que ganan algunos de esas estrellas de Wall Street es increíble. En 2005, los 25 gerentes máximos de hedge funds ganaron un total de 9.000 millones de dólares. Y por si esto fuera poco, los ricos se siguen enriqueciendo en estos tiempos difíciles de la economía. Un año después del reciente colapso financiero los 25 gerentes máximos de hedge funds ganaron un total de aproximadamente 25.000 millones de dólares.

    Esto representa un promedio de 1.000 millones de dólares para cada uno. La verdad es que EE.UU. ha estado viviendo una prosperidad desigual desde hace un cierto tiempo y las cosas sólo parecen haber empeorado con cada año que pasa.

    Los pobres se están empobreciendo aún más:

    1. El tamaño de los programas del gobierno contra la pobreza se está disparando como reacción a las recientes dificultades económicas. USA Today informa que un récord de uno de cada seis estadounidenses es servido actualmente por lo menos por un programa gubernamental contra la pobreza.

    2. Más de 50 millones de estadounidenses reciben ahora Medicaid [seguro médico estatal para personas de bajos ingresos, N. del T.]. Esta cifra ha aumentado más de un 17% desde el comienzo de la recesión.

    3. La cantidad de estadounidenses en el programa de cupones alimentarios aumentó a un nuevo récord de todos los tiempos de 40,8 millones en mayo. La cantidad representa un aumento de casi un 50% desde el comienzo de la recesión.

    4. La cantidad de estadounidenses que no se pueden permitir siquiera las necesidades básicas es absolutamente sorprendente. Una cantidad impresionante de 50 millones de estadounidenses no se pudieron permitir la compra de suficientes alimentos para mantenerse en buena salud en algún momento durante el año pasado.

    5. En comparación con otras naciones industrializadas, a EE.UU. le va muy mal. La tasa de pobreza de EE.UU. es ahora la tercera peor entre las naciones desarrolladas estudiadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

    6. La parte más triste de todo esto es lo que estamos infligiendo a nuestros niños. Según un estudio reciente, aproximadamente un 21% de todos los niños en EE.UU. viven bajo la línea de pobreza en 2010.

    7. Pero la gente no puede sostener a sus familias si no tiene puestos de trabajo. Actualmente no hay suficientes puestos de trabajo para todos. En 2010, un trabajador estadounidense desocupado necesita más de 8 meses para encontrar trabajo.

    8. Aproximadamente 10 millones de estadounidenses reciben actualmente seguro de desempleo, una cifra que es casi cuatro veces más elevada que en 2007.

    9. La verdad es que estamos creando una clase inferior de estadounidenses que no pueden encontrar trabajo. La cantidad de estadounidenses que reciben prestaciones de desempleo a largo plazo ha aumentado en más de un 60% sólo en el año pasado.

    10. La riqueza en EE.UU. está cada vez más en menos y menos manos. Un estudio estableció que en 2007, el 80% inferior de los hogares estadounidenses poseía cerca de un 7% de los activos financieros líquidos.

    11. Estos no son buenos tiempos para vivir en la “mitad inferior” en EE.UU. El tamaño del “pastel” que se divide entre los que se encuentran abajo en la escala de salarios se vuelve realmente pequeño. De hecho, el 40% inferior de todos los receptores de ingresos en EE.UU. posee colectivamente menos de 1% de la riqueza de la nación.

    Están destruyendo la clase media:

    1. Incluso los estadounidenses que todavía tienen puestos de trabajo decentes ven que su riqueza de desvanece rápidamente. Por ejemplo, las familias de EE.UU. tienen 6 billones [millones de millones] de dólares menos en riqueza habitacional que hace sólo tres años.

    2. La propiedad de viviendas solía ser una señal de que alguien había llegado a la clase media, pero en 2010 una cantidad creciente de estadounidenses descubren que simplemente ya no se pueden permitir poseer una casa. Una de cada siete hipotecas estaba en mora o en ejecución hipotecaria en el primer trimestre de 2010.

    3. La realidad es que los ingresos no se han mantenido a la par con los costes de la vivienda. Esto ha resultado en una increíble presión sobre la clase media. ¿Cuánta presión? Bueno, sólo el 5% superior de todos los hogares estadounidenses ha ganado suficientes ingresos como para corresponder al aumento en los costes de la vivienda desde 1975.

    4. El frenesí de deuda que ha afectado a los estadounidenses de clase media durante las últimos dos décadas ha dejado a muchos con los bolsillos completamente vacíos, y ahora muchos tienen malos antecedentes crediticios. Más de un 25% de los estadounidenses tienen ahora una valoración de solvencia de menos de 599, lo que significa que constituyen un pésimo riesgo crediticio.

    5. Una cantidad en rápido crecimiento de estadounidenses efectivamente eligen la bancarrota como un modo para salir de sus problemas financieros. En el ámbito nacional, las solicitudes de bancarrota aumentaron un 20% en el período de doce meses que terminó el 30 de junio pasado.

    6. Los puestos de trabajo en la manufactura de la clase media que solían definir tantas ciudades estadounidenses desaparecen rápidamente. A pesar de que la población de EE.UU. ha aumentado dramáticamente, menos estadounidenses están empleados actualmente en la manufactura que en 1950.

    7. Estos días parece casi como si todos buscaran un buen puesto de trabajo, pero muy pocos lo encuentran. Según un estudio reciente, un 28% de todos los hogares estadounidenses tienen por lo menos un miembro que busca un trabajo a tiempo completo.

    8. Incluso muchos estadounidenses que todavía tienen empleos decentes han sido fuertemente afectados por esta recesión económica. Un reciente estudio de Pew Research estableció que un 55% de la fuerza laboral de EE.UU. ha sufrido sea desempleo, una disminución del salario, una reducción en las horas de trabajo o un cambio involuntario a trabajo a tiempo parcial desde que comenzó la recesión.

    9. La cantidad de puestos de trabajo que se evaporan es absolutamente asombrosa. Según un análisis, EE.UU. ha perdido un total de 10,5 millones de empleos desde 2007.

    10. ¿Dónde quedan los puestos de trabajo? No se necesita un genio para descubrirlo. El superávit comercial de China (en gran parte con EE.UU.) aumentó un 140% en junio en comparación con un año antes.

    11. La verdad es que el “globalismo” y el “libre comercio” han puesto a los trabajadores de clase media estadounidenses en competencia directa con la mano de obra más barata del mundo. Los trabajadores de clase media estadounidenses tienen que competir con: un trabajador de la vestimenta en China que gana aproximadamente 86 centavos por hora y en Camboya con un trabajador de la vestimenta que gana aproximadamente 22 centavos por hora.

    12. Debido a esas difíciles condiciones económicas, la clase media está siendo asfixiada como nunca antes. Según un sondeo realizado en el año 2009, un 61% de los estadounidenses apenas si llegan “siempre o usualmente” a fin de mes. La cifra aumentó significativamente de un 49% en 2008 y de 43% en 2007.

    13. ¿Qué clase de futuro espera entonces a nuestros jóvenes? Por desgracia, las cosas no tienen buena cara. Muchos nuevos graduados universitarios ni siquiera pueden conseguir un trabajo que les permita ser independientes. Un estudio reciente de graduados universitarios del año pasado descubrió que un 80% volvió directamente a casa de sus padres después de la graduación. Representa un aumento significativo respecto a un 63% en 2006.

    Fuente: The Economic Collapse

  • “La victoria estratégica”: La Plata amenazada (Capítulo 9)

    Fidel y Almeida en la Sierra Maestra

    Los días 19 y 20 de junio fueron posiblemente los más críticos de toda la ofensiva. En el transcurso de esas jornadas, como ya hemos relatado en los capítulos anteriores, las fuerzas enemigas lograron ocupar Santo Domingo y las Vegas de Jibacoa, bases de operaciones potencialmente muy importantes para el posterior asalto al reducto rebelde en el firme de la Maestra, y alcanzaron una penetración profunda en el territorio rebelde desde el Sur después de ser rechazadas por la pequeña fuerza de Ramón Paz en La Caridad.

    Para nosotros, lo peor durante los dos días, como también hemos visto, fue, por una parte, la convicción de que al menos en uno de esos frentes -el de las Vegas- la resistencia no había sido todo lo eficaz y decidida que hubiese hecho falta, y, por la otra, la incertidumbre ante la carencia de informaciones precisas de lo que estaba ocurriendo en el Sur. Pero, incluso, ante esta realidad, que me provocaba, como es de suponer, profunda inquietud, hice un esfuerzo por evaluar serenamente la nueva situación creada y tomar una serie de medidas con el fin de aplicar el plan previsto para una eventualidad de este tipo.

    Incluso, en este momento en que el enemigo llevaba la iniciativa táctica, nuestros planes no contemplaban simplemente la defensa escalonada del territorio rebelde. En una guerra clásica, pudiera suponerse que en una coyuntura así lo que procedía era aplicar a plenitud las ideas y estrategias concebidas según las características del terreno y la disponibilidad de fuerzas propias.

    En efecto, una de las líneas dominantes en mis razonamientos estratégicos, desde el comienzo mismo de la ofensiva enemiga, era el aprovechamiento del terreno. Específicamente, el empleo en beneficio de nuestros planes de la topografía característica de la Sierra Maestra, matizada por valles o depresiones rodeadas de alturas.

    En la práctica, no me preocupaba mucho que alguna de las unidades enemigas lograra penetrar en el territorio donde se había concentrado la defensa rebelde, siempre que la unidad cayera en uno de esos valles o depresiones.

    En realidad, no podía dejar de hacerlo, ya que en los valles de la Sierra es donde se encuentran dos de los elementos más importantes para el sostenimiento de un contingente relativamente numeroso de tropas, a saber, el agua y las vías de comunicación más expeditas, que, aun cuando discurren en parte de su recorrido por los firmes de la montaña, tienden a buscar el curso de los ríos o arroyos que de manera invariable corren por el fondo de esas depresiones.

    El combatiente rebelde Braulio Curuneaux, experto tirador de la ametralladora calibre 50.

    El combatiente rebelde Braulio Curuneaux, experto tirador de la ametralladora calibre 50.

    Una tropa estacionada en un valle de la Sierra Maestra era blanco propicio para el establecimiento de un cerco a lo largo de las alturas circundantes. Con una ubicación así -y teniendo en cuenta que un asalto frontal a una altura es siempre, en todo tipo de guerra, una de las operaciones más difíciles, y más aún dadas las características montuosas de la mayor parte de las laderas de la Sierra en aquel momento- la tropa sitiada tenía tanto en teoría como en la práctica pocas posibilidades de salir de la situación en que se encontrara si no contaba con apoyo exterior; en otras palabras, si no disponía de refuerzos que acudieran a romper el cerco desde fuera y ayudar a salir a la tropa cercada.

    Como operación militar, el cerco suele ser de carácter netamente ofensivo. Su intención, por lo general, es lograr la rendición de la tropa sitiada por hambre, o buscar el agotamiento de sus recursos defensivos mediante acciones de desgaste, con el fin de poder lanzar al final un asalto a la posición cercada, en caso que fuese necesario. Pero puede darse otro tipo de cerco, cuyo objetivo sea solo contener cualquier movimiento ofensivo de la tropa asediada. Este último da al cerco, más que un carácter ofensivo, uno contraofensivo.

    La operación que yo tenía en mente, como primera fase de la respuesta a la amenaza planteada por la tropa enemiga que logró penetrar en Santo Domingo el 19 de junio, pudiera ser caracterizada como una combinación de estos dos tipos de cerco.

    Desde el día anterior, cuando llegué a la conclusión realista de que no iba a ser posible impedir la entrada del enemigo en ese lugar, en mi mente comenzó a conformarse el plan de establecer eventualmente el cerco a la tropa. Pero no vaya a pensarse que, en ese momento, el objetivo principal a que aspiraba era, como instancia inmediata, la captura de la fuerza enemiga que iba a ser cercada, lo cual solo podría lograrse mediante un asalto frontal. Era obvio que a esas alturas la correlación de fuerzas no nos permitía emprender una acción de tal naturaleza, que, por otra parte, podría provocar un número considerable de bajas en nuestras filas.

    El enemigo mantenía aún la iniciativa y sus tropas se encontraban más o menos intactas, avanzaba de manera simultánea desde tres direcciones. Nosotros no estábamos en condiciones de concentrar en una operación, por un tiempo relativamente prolongado, la cantidad de fuerzas necesarias para establecer una correlación local adecuada. Eso significaría debilitar demasiado las líneas defensivas opuestas a las otras direcciones de ataque del enemigo, lo cual podría traer consecuencias desastrosas.

    El Che Guevara en la Sierra Maestra

    El cerco que tenía en mente, en esta primera fase, era fundamentalmente de contención. No había sido posible evitar la penetración en el territorio rebelde. Lo que cabía hacer ahora era no dejar a esa fuerza enemiga dar un paso más, ni adelante ni atrás. En otras palabras, para utilizar la expresión que yo mismo empleé en el mensaje al Che del 18 de junio, ya citado, de lo que se trataba era de “embotellar” al enemigo. O como le escribí a Suñol ese mismo día, antes de la ocupación de Santo Domingo por los guardias:

    Caso que los soldados bajen por el Cacao y logren entrar en S. D. [Santo Domingo] después de combatir con Paco [Cabrera Pupo], entonces no los vamos a dejar seguir ni para abajo ni para arriba ni para adentro de la Sierra, no quedándoles otro camino que regresar por donde han venido si [no] es que se lo tapamos también, cosa que no resultaría muy fácil porque ese firme [el alto de El Cacao] está completamente pelado.

    No obstante, ese cerco podría desempeñar también un papel ofensivo en la medida en que fuera capaz de desgastar y desmoralizar al enemigo atrapado en Santo Domingo, así como, preparar los medios necesarios para golpear o destruir los refuerzos enviados en su auxilio. De esa manera, tal vez crearían condiciones propicias para, en una segunda instancia, lograr la rendición de la tropa sitiada.

    En primer plano, de derecha a izquierda, el teniente Eddy Suñol y el combatiente Fidel Vargas, entre otros rebeldes.

    En primer plano, de derecha a izquierda, el teniente Eddy Suñol y el combatiente Fidel Vargas, entre otros rebeldes.

    La fluida situación táctica que se produjo el día 19 me obligó a variar provisionalmente este plan, al menos en lo que se refería al cierre del camino del río Yara, aguas abajo de Santo Domingo, para el que había pensado utilizar la pequeña fuerza de Félix Duque, y ya había dado las órdenes pertinentes.

    No podía pensarse por el momento en la ocupación del alto de El Cacao, aparte del hecho de que estuviera “completamente pelado”, mientras existiese aún alguna tropa enemiga considerable en la zona de El Verraco.

    Cualquier fuerza rebelde estacionada en aquel alto quedaría entre tres fuegos: por delante desde Santo Domingo, por detrás desde la dirección de El Verraco y El Cacao, y por arriba desde el aire, en un firme donde no había posibilidad de encubrimiento contra un ataque de la aviación.

    Por estas razones, el plan de cercar a la tropa de Santo Domingo no se ejecutó en su totalidad desde los primeros momentos. Como ya mencioné, la vía del río quedó descubierta, y lo seguiría estando en los días siguientes por la necesidad prioritaria de cerrar todos los accesos al firme de la Maestra al oeste de Gamboa. El alto de El Cacao sería ocupado de nuevo el 29 de junio, después de que el resto de la tropa enemiga ubicada del otro lado cruzara y se incorporara a la de Santo Domingo.

    En su lugar, lo que se estableció de inmediato fue una línea defensiva de contención que abarcaba las direcciones por las que no se podía permitir de ninguna manera un avance ulterior del enemigo. Estas dos direcciones fueron, por supuesto, la del curso superior del río Yara y la del firme de El Naranjo, que conducían de manera más o menos directa a una penetración a fondo en el “territorio básico” rebelde.

    En cuanto al firme de El Naranjo, la misión de impedir todo avance ulterior correspondía, en un primer momento, a la misma tropita de Paco Cabrera Pupo que combatió en La Manteca, a la que se había incorporado el grupo a las órdenes de Huber Matos, reforzada ahora por el de Geonel Rodríguez, llegado inmediatamente después de ese combate. Pero en los días subsiguientes a la entrada del enemigo en Santo Domingo fui fortaleciendo de manera progresiva esta línea con la incorporación de nuevas fuerzas extraídas de otras zonas de operaciones.

    El capitán Geonel Rodríguez, colaborador del Che en El Cubano Libre, según Fidel: “combatiente modesto y valeroso”.

    El capitán Geonel Rodríguez, colaborador del Che en El Cubano Libre, según Fidel: “combatiente modesto y valeroso”.

    Como parte de este reforzamiento defensivo en el área del alto de El Naranjo, alrededor del día 22, ubiqué personalmente a la escuadra de Dunney Pérez Álamo, que había estado en la playa de La Plata como parte de las fuerzas de Pedro Miret y a la que había ordenado permanecer en la zona de la Comandancia de La Plata después de su retirada en ocasión del desembarco de la Compañía G-4 en ese lugar el día 20. Las nuevas posiciones de este personal serían en la bajada de El Naranjo, del otro lado, y muy cerca del firme de La Plata, en el punto donde entroncaban el camino de El Naranjo con el de Los Mogos.

    La gente de Álamo debía cubrir cualquiera de esas dos direcciones en caso necesario. Este grupo, de unos 20 hombres, también permanecería por el momento en condición de reserva para ser utilizado según las circunstancias y, posteriormente, formaría parte del cerco en Santo Domingo.

    Mandé también a buscar una escuadra perteneciente a las fuerzas de Camilo, la cual fue separada del resto de esa tropa y quedó en la zona de Agualrevés con Ramiro; la ubiqué cerca y a la izquierda de la posición de Lalo Sardiñas, al comienzo del firme de Los Mogos. Esta escuadra, de unos seis o siete hombres, estaba al mando de Zenén Meriño.

    Camilo Cienfuegos

    El día 26 envié también al firme de El Naranjo a nuestra principal arma pesada, la “artillería”: la escuadra de la ametralladora calibre 50 al mando de Braulio Curuneaux. En los días finales del mes de junio situé al pelotón de René Ramos Latour, Daniel -quien había llegado el día 23 a La Plata al frente de un grupo de refuerzo procedente de Santiago de Cuba-, más o menos a mitad de distancia entre esas posiciones y el alto de la Maestra, como segundo escalón de reserva que entraría en acción en caso necesario.

    Esta relativa concentración de fuerzas demuestra la importancia concedida a la defensa de la subida de El Naranjo, la vía más directa para el asalto al firme de la Maestra en las cercanías de La Plata.

    Todas las escuadras de la primera línea de contención hubieran estado subordinadas a Paco Cabrera Pupo, salvo el grupito de Zenén Meriño, que por su ubicación se subordinaría al mando de Lalo Sardiñas en Pueblo Nuevo. Pero, precisamente por estos días, Paco Cabrera Pupo enfermó, con un dolor apendicular agudo en el costado derecho, y tuvo que retirarse; como consecuencia de esto, no pudo asumir funciones de combatiente durante el resto de la ofensiva. En ausencia de Paco, no me quedó otra alternativa que confiar el mando general de esta línea a Huber Matos.

    El día 20, el grupo de Paco Cabrera Pupo se había trasladado al otro lado del arroyo de El Naranjo, y ocupado posiciones en el camino que sube por el arroyo, un poco más arriba de la casa de Clemente Verdecia, la misma que había servido hasta pocos días atrás de taller de confección de bombas y reparación de armas.

    En ese lugar se podía hacer resistencia tanto en el caso de que los guardias intentaran subir por el arroyo para ocupar El Naranjo, como en el de que tomaran hacia el firme, pues ese camino salía unos 100 metros detrás de la posición ocupada por Paco.

    El comandante Raúl Castro Ruz porta una ametralladora Thompson.

    Fue de allí de donde Paco Cabrera Pupo se tuvo que retirar el día 22 ó 23 hacia La Plata. Durante esos dos o tres días, el enemigo no intentó entrar por El Naranjo. Se limitó a hacer algunas exploraciones por las faldas de los estribos que caen sobre la margen izquierda del Yara, a los lados del arroyo de El Naranjo.

    El comandante Raúl Castro Ruz porta una ametralladora Thompson.

    Después que Huber Matos asumió el mando, di la orden de dividir el grupo en tres. Una pequeña escuadra de cuatro o cinco hombres, al mando de Paco Cabrera González, ocupó dos trincheras existentes en el punto donde el camino que subía al firme de El Naranjo entraba en el monte y comenzaba a ascender, después de dejar atrás las primeras casas de El Naranjo y un tramo de potrero. La escuadra de Geonel Rodríguez se ubicó en el mismo alto de la loma de Sabicú, a la izquierda del camino. Huber Matos, por su parte, se instaló con el resto del personal en otras trincheras en un punto intermedio de la subida al firme, en pleno monte de la falda de Sabicú.

    La idea de esta distribución era cubrir dos de las posibilidades de avance de los guardias, en caso de que intentaran subir al firme de El Naranjo, a saber, por el camino -faldeando la loma de Sabicú- o de frente, a monte traviesa, para ganar directamente el alto de Sabicú. En cada caso chocarían con los grupos de abajo y de arriba, respectivamente, mientras que la función del grupo intermedio de Huber Matos era reforzar arriba o abajo, donde hiciera falta.

    La escuadra de Geonel, además, debía prevenir la posibilidad de que el enemigo intentara ganar el firme por la falda opuesta a El Naranjo, esto es, por la ladera del arroyo de Los Mogos.

    Muchos de nuestros combatientes, a quienes correspondió ocupar posiciones en esta línea, encontraron sus trincheras ya hechas. Esta falda del firme de El Naranjo, por su proximidad a las instalaciones de la Comandancia de La Plata, había sido uno de los lugares donde trabajamos con más intensidad en la preparación del terreno, con vistas a la defensa del corazón de nuestro territorio.

    Fidel y el Che durante los primeros meses de la gue- rra revolucionaria en la Sierra Maestra, 1957.

    Colateral al firme de El Naranjo estaba el estribo del firme de Gamboa, que muere en el río Yara frente a Santo Domingo, allí donde se había situado primero Paco Cabrera Pupo inmediatamente después del Combate de La Manteca. Al pasar Paco al estribo de El Naranjo, envié a Félix Duque a cubrir esta otra importante vía de posible acceso al alto de la Maestra por esta zona. La escuadra de Duque, que en ese momento contaba con no más de 10 hombres, se ubicó muy cerca de la mitad del camino entre el río Yara y el alto de la Maestra.

    Otra entrada a la propia Maestra que podía ser utilizada por los guardias era la vía de los lugares conocidos como El Cristo y El Toro, por donde se accedía al firme de la llamada tiendecita de la Maestra, ubicada en la zona de Jiménez, entre La Plata y Mompié. Este acceso fue cubierto de inmediato por la escuadra de Eddy Suñol, cuyas posiciones en Providencia carecían de sentido después de la entrada del enemigo en Santo Domingo.

    En lo que respecta a la segunda vía principal, la de río arriba, desde el 18 de junio, cuando recibí las primeras informaciones no confirmadas -que resultaron inciertas- de que el enemigo ya había penetrado en Santo Domingo, le ordené a Lalo Sardiñas que bajara con sus hombres por La Jeringa y se situara lo más cerca posible de los guardias por el camino del río. Los hombres de Lalo realizaron a marcha forzada, esa misma noche, la difícil y agotadora caminata por Loma Azul, y llegaron al río Yara, a la altura de la finca de Gustavo Sierra en Santana, al amanecer del 19, casi al mismo tiempo en que comenzaban los tiros en La Manteca. Al día siguiente, ya habían tomado posiciones en la zona de Pueblo Nuevo, a poco menos de dos kilómetros aguas arriba de la casa de Lucas Castillo en Santo Domingo, donde Sánchez Mosquera instaló su puesto de mando.

    Cualquier tropa estacionada en Santo Domingo tenía cuatro rutas posibles en caso de que su intención fuese penetrar más profundamente en el territorio rebelde. Tres de ellas conducían de forma directa al firme de la Maestra. La más occidental era la que subía por todo el estribo de Gamboa, cuyo acceso estaba cubierto por Duque. La seguía hacia el Este, la vía que tomaba por el arroyo de El Naranjo y la falda de la loma de Sabicú hasta el firme de El Naranjo, y a lo largo de este hasta el alto de la Maestra, muy cerca de la Comandancia de La Plata y de las instalaciones de Radio Rebelde. La tercera de estas rutas era un sendero que salía de Pueblo Nuevo, más allá del arroyo de Los Mogos, y entroncaba con el camino de El Naranjo cerca del firme de la Maestra.

    La unión de estas dos vías era la posición defendida por Álamo. Por último, la cuarta ruta probable era seguir aguas arriba por el camino del río Yara, con intención después de desviarse a la derecha hacia el firme, bien por el camino que subía por Santana o bien por La Jeringa, a ganar la Maestra cerca del alto de Palma Mocha. La ruta de Gamboa llevaría al enemigo al oeste de la Comandancia; y las de Santana o Palma Mocha, al este. Conducían directamente a la zona de la Comandancia los caminos de El Naranjo y de Los Mogos, que se unían, como se ha dicho, muy cerca del firme.

    De pie, de izquierda a derecha, los combatientes rebeldes: Ignacio Leal Díaz, Ciro Redondo y Camilo Cienfuegos; sentados sobre unas piedras: Marcelo Fernández Font y el Comandante Fidel Castro.

    La posición que le ordené tomar a Lalo Sardiñas a la altura de Pueblo Nuevo tenía precisamente como objetivo cubrir, tanto la eventual subida de la tropa enemiga río arriba, como la posibilidad de un intento de ascender por el camino de Los Mogos. En un mensaje que le envié al amanecer del día 21, le di instrucciones expresas a Lalo para que se posicionara más abajo del sendero de Los Mogos, que sería, además, su vía de retirada en caso necesario, y le advertí:

    Es preciso combatir duro. Cada pedazo de terreno que se retroceda tiene que ser después de haberlo defendido duramente. Cuando estés ya en el trillo que sube a la Maestra tienes que parapetarte y no dejarlos pasar.

    A toda costa había que impedir que el enemigo alcanzara el firme de la Maestra, del cual aparentemente lo separaba solo un paso. Yo estaba convencido de haber evaluado de un modo certero las intenciones enemigas, y estaba dispuesto a hacerle pagar bien caro ese paso. Se trata, quizás, del momento más crítico, en el orden táctico, de toda la ofensiva. No obstante, se mantenía inalterable mi confianza en la capacidad defensiva de las fuerzas rebeldes en esa zona. Al Che le informo el propio día 20:

    La situación aquí ha mejorado algo pero sigue todavía imprecisa.

    La tropa de la casa de Lucas no se ha movido un metro hacia arriba o hacia Naranjo donde están nuestras emboscadas prácticamente dobles […]. Lalo está ya en Santo Domingo cuidando el camino por ese lado […].

    Lalo, en definitiva, temiendo que en caso de un encuentro los guardias pudieran alcanzar una altura en la margen derecha del río desde la cual podrían batir o envolver la emboscada rebelde, ocupó una posición aproximadamente 200 metros más atrás de la indicada, pero todavía delante del camino de Los Mogos. Allí había distribuido los 23 hombres de su tropa a los lados del río y del camino, entre los cafetales cercanos a la casa del colaborador campesino Mario Maguera. De este lugar a la casa de Lucas Castillo, donde tenía instalado Sánchez Mosquera su puesto de mando, había unos 1 200 metros por el río.

    En aquel momento, el pelotón de Lalo Sardiñas contaba apenas con 11 armas, de las cuales unas siete se podían considerar más o menos efectivas. Las demás eran escopetas y mosquetones Máuser. En cuanto a parque, las armas más provistas disponían de entre 60 y 80 tiros. Uno de los fusiles contaba tan solo con ocho tiros.

    El aspecto general de esta pequeña tropa, mal vestida y peor calzada, provocó que muchos combatientes rebeldes se refirieran a ella como “los descamisados”. Por otra parte, aunque ya en ese momento la situación había mejorado considerablemente gracias a la ayuda del propio Mario Maguera y, sobre todo, de Feliciano Rivero -un haitiano cuyo chalé estaba construido sobre la margen izquierda del río, unos 600 metros más atrás de la emboscada-, las largas semanas que permanecieron en la zona de Los Lirios habían sido difíciles para ellos en cuanto a la alimentación.

    Dentro de la disposición operativa prevista en el plan de operaciones del Ejército, la fuerza de choque al mando del teniente coronel Sánchez Mosquera estaría compuesta por su batallón -el número 11- y por el Batallón 22, a las órdenes directas del comandante Eugenio Menéndez. Esta segunda unidad tendría en un inicio la misión de marchar a la zaga de la otra, para asegurar su retaguardia y sus líneas de abastecimiento.

    Después del 12 de junio, al producirse el cambio de dirección en el avance del Batallón 11, la otra unidad varió también la ruta de su marcha y siguió la misma que tomó Sánchez Mosquera. Entre los dos batallones se mantenía siempre una distancia aproximada, equivalente a dos días de marcha.

    El 19 de junio, el Batallón 22 se encontraba en El Verraco. Recibí la confirmación de esta noticia en un mensaje que me envío Lalo Sardiñas al llegar a La Jeringa, donde me informaba con bastante precisión que se trataba de una tropa de 300 hombres. El propio día 19, Almeida también me comunicó sobre la presencia de esta tropa en El Verraco y apreció, erróneamente, que se movía en dirección a Estrada Palma.

    Esta situación fue motivo de inquietud para nosotros durante los días críticos del 19 y el 20 de junio. A Lalo le ordené que dejara algunos hombres en el alto de San Francisco, para prever la posibilidad de que esta fuerza enemiga intentara el cruce hacia el río Yara por una ruta paralela a la de Sánchez Mosquera, pero mucho más al Este, con lo cual caería a la retaguardia de la posición que le había ordenado ocupar al propio Lalo en Pueblo Nuevo y crearía una situación sumamente complicada.

    El 20 de junio le comuniqué esta preocupación al Che. En el mensaje que le mandé califico la probabilidad de ese movimiento como un “factor nuevo que puede presentarse” y que alteraría otra vez mi plan. Y al día siguiente, en otro mensaje a Paz, que estaba en el frente sur, volví sobre el mismo tema:

    Por el momento no hay peligro de que suba tropa desde Santo Domingo hacia la Maestra por el camino de Palma Mocha [el de Santana], pues la tropa enemiga que llegó a Santo Domingo la tenemos medio embotellada en casa de Lucas [Castillo], pero ese peligro puede surgir si del Verraco o del Cacao, entran tropas por San Francisco o la Jeringa hacia los cabezos del río Yara, Santo Domingo arriba.

    Cuando esa situación se presente confío resolverla si Cuevas acaba de aparecer con su pelotón y los reclutas que llevó. Ni qué decir tiene que si además llega Camilo entonces vamos a abusar de los guardias.

    En realidad, como quedará demostrado por los hechos, mi apreciación acerca del punto de destino de esta fuerza era correcta. Lo que varió fue la ruta escogida.

    Apenas se resiste la tentación de especular lo que hubiera ocurrido si el Batallón 22 hubiese intentado hacer el cruce hacia el río Yara por el alto de San Francisco. Tal vez no lo hicieron porque el mando enemigo consideró que esa vía estaba muy defendida, cuando lo cierto era que en ese momento no había nadie cuidando el camino de San Francisco. Lalo no recuerda haber dejado personal en aquel momento en esa posición.

    Fidel en la Sierra Maestra

    El 21 de junio, Guillermo García, quien había venido siguiendo una ruta paralela al enemigo por los firmes desde que se produjo el cambio de dirección, estaba por la zona de Agualrevés y La Jeringa, e informó que la tropa se encontraba a la altura de Rancho Claro. Con la llegada del capitán Guillermo a esta zona se aliviaba un tanto la amenaza táctica, pues los combatientes de que disponía podían ofrecer una primera resistencia efectiva en caso de que el enemigo intentara el cruce hacia el río Yara.

    Teniendo en cuenta la situación planteada por estas dos fuerzas enemigas, y previendo además el cerco que yo pensaba tender alrededor de Santo Domingo, le había ordenado a Andrés Cuevas que se posicionara en la zona de Rascacielo, a poco más de un kilómetro al este del firme de La Plata. Cuevas llegó a ese lugar el día 22.

    Desde allí podía actuar como reserva, en cualquiera de las dos direcciones en que su presencia como refuerzo fuese necesaria, ya que estaba más o menos equidistante de Santo Domingo y de La Jeringa. Los hombres de Cuevas llegaron a Rascacielo después de otra fatigosa jornada desde el alto de La Caridad. La situación material de esta tropa rebelde era bastante difícil. Como se recordará, habían perdido sus mochilas en La Caridad, capturadas por los soldados del comandante Quevedo, el 19 de junio. Cuevas me escribió el día 23:

    […] lo que necesitamos es que nos mande algo con que abrigarnos, que anoche 9 hombres no pudimos dormir porque hace aquí mucho frío y no tenemos nada, y sobre los zapatos Ud. sabe que con las caminas que hemos dado habemos unos cuantos que están descalzos. De mercancías tenemos un hombre que nos sirve viandas, nos hace falta sal y si no un poco de carne salada de la de Yeyo [Gello Argelís] que esa nos sirve y también unos frijoles.

    A despecho de estas penurias, la disposición combativa del bravo capitán rebelde y sus hombres no había decaído: “[…] este es un buen lugar para esperar los soldados”, me decía Cuevas en el mismo mensaje.

    26-de-julio_jpg1

    Salvo pequeñas patrullas de exploración que enviaba a corta distancia de su campamento, Sánchez Mosquera no realizó ningún movimiento durante varios días después de su entrada en Santo Domingo. Todo parecía indicar que, de acuerdo con un plan preconcebido, estaba esperando la llegada del segundo batallón, que componía su fuerza de asalto, antes de dar el siguiente paso.

    Pero no todo era tiempo perdido para este teniente coronel que había ganado sus estrellas asesinando campesinos. Ante la inminencia de la llegada de los guardias, Lucas Castillo había abandonado su casa, junto con toda su familia, y se había refugiado en el monte. Sánchez Mosquera le envió un recado con una de sus hijas: “Dile al viejo que regrese a su casa, que cómo va a estar pasando trabajo en el monte, que no tiene nada que temer”.

    Lucas Castillo, ingenuamente, confió en esa palabra y se presentó a los pocos días. Los detalles de lo que ocurrió después nadie puede testimoniarlos a ciencia cierta. El caso es que tras la presurosa retirada de Sánchez Mosquera a finales de julio, el cadáver de Lucas Castillo, baleado y bayoneteado, apareció en una de las decenas de tumbas cavadas en el cafetal contiguo a su propia casa, que sirvió de improvisado cementerio para las múltiples bajas y víctimas inocentes de los guardias. Junto con el anciano, fueron masacrados otros cuatro campesinos, dos de ellos miembros de su familia, con los que el oficial asesino quiso saciar su vesania o vengar cobardemente su impotencia.

    Estos días de inactividad en Santo Domingo coincidieron, en otros frentes, con el desembarco del grueso del Batallón 18 en la boca de La Plata, y el inicio de la penetración de esa fuerza enemiga a lo largo de todo el río desde el Sur. Sin embargo, no será sino hasta el día 26 por la noche cuando llegarán las tropas de Quevedo a Jigüe y establecerán campamento en ese lugar. En cuanto al sector noroeste, después de la ocupación de las Vegas de Jibacoa el día 20, las fuerzas enemigas no habían realizado ningún otro movimiento de significación.

    Por tanto, en los días inmediatamente posteriores al 20 de junio, el peligro principal, en el orden táctico, estaba planteado por las fuerzas enemigas ubicadas en Santo Domingo, las que habían penetrado más a fondo y se encontraban, al parecer, a un paso del corazón del territorio rebelde.

    26-de-julio_jpg1

    El 24 de junio, cinco días después de la llegada de Sánchez Mosquera a Santo Domingo, ocurrió un hecho al parecer intrascendente, pero que ejerció una influencia considerable en los acontecimientos posteriores.

    A media mañana de ese día, una patrullita de tres guardias a caballo se acercó por el río hasta el arroyo de Los Mogos, y comenzó a subir por la margen izquierda. Al parecer, más que con ánimo de explorar, se habían aventurado hasta allí, a un kilómetro de las últimas líneas del perímetro del campamento enemigo en Santo Domingo, en busca de unas reses y unos mulos que, según noticias recibidas, andaban sueltos por la zona. Este ganado significaba comida para el campamento, donde nunca venía mal un suplemento alimentario, que se sustraía de la población campesina y de los rebeldes. Los tres guardias avanzaban confiados; los fusiles amarrados en las monturas. Evidentemente, no tenían información sobre la existencia de rebeldes en ese lugar, o no creían probable que estuvieran tan cerca del campamento enemigo.

    Los hombres de Lalo Sardiñas estaban en sus posiciones a lo largo de la carrera de Júpiter que sube por el lomo del estribo. Llevaban cuatro días allí, esperando en cualquier momento ver la aparición del batallón completo acampado en Santo Domingo. Al ver acercarse a los soldados a caballo, uno de los combatientes de Lalo disparó su arma. Otros rebeldes creyeron que era la señal para abrir fuego y comenzaron también a disparar.

    Los tres guardias, sorprendidos y asustados, viraron grupas y trataron de escapar. Una de las bestias cayó herida, pero el jinete saltó a tiempo, agarró su fusil y siguió corriendo loma abajo junto a sus dos compañeros, hasta que se perdieron en el monte de la orilla del río.

    Todavía sonaban disparos cuando a lo largo de la fila rebelde se corrió la voz de retirada. Al parecer, en la confusión general, alguien creyó que Lalo había dado la orden. Los combatientes comenzaron a ascender por el arroyo de Los Mogos y se reunieron en la casa del campesino Nando Alba. Allí les llegó por la tarde mi orden de que subieran todos a La Plata.

    Yo recibí las primeras informaciones sobre este tiroteo apenas dos horas después. La primera versión que llegó a La Plata estaba magnificada. A tal punto era así, que a las 11:15 de la mañana del día 24, en un mensaje a Paz, le escribí:

    Ya le hemos dado otro combate a los guardias, en el mismo Santo Domingo, en casa de Mario [Maguera] y tuvieron que retroceder de nuevo a casa de Lucas. No hemos abandonado el río.

    Sin embargo, poco después, el incidente fue cobrando su verdadera dimensión. Me fui enterando de que se trató de unos tiros desorganizados a una patrulla de tres guardias a caballo, que se gastaron balas y no se ocuparon armas ni parque. Se delató, pues, una posición sin obtener nada a cambio. Pero me enteré, además, de que el grupo rebelde se había retirado sin justificación, a pesar de mis constantes exhortaciones, en el sentido de que cada pulgada de terreno tenía que ser defendida con las uñas y los dientes, y no podía ser cedida más que cuando no quedara otro remedio. El incidente podía echar a perder el plan de cerco que ya en ese momento estaba elaborando. No era, por cierto, de buen humor como mandé buscar a Lalo y a sus hombres.

    Fidel en la Sierra Maestra

    Supe después que en la Sierra fueron siempre famosos y temidos mis disgustos ante cualquier manifestación de incompetencia, indisciplina o negligencia. Supongo que ya se sabía que yo no me mordía la lengua cuando tenía delante al responsable, aunque, por lo general, media hora después estaba bromeando con él o -como se dice- suavizando un poco el regaño. Quería hacerlos pensar, hurgar en su vergüenza, no herirlos; todos eran absolutamente voluntarios y sus sacrificios eran grandes. En este caso, me consta que los que recibieron mi reprimenda aquella vez todavía se estremecen al recordarlo. Debe ser que estaba tan molesto con lo ocurrido que fui particularmente duro.

    No recuerdo de manera exacta todo lo que les dije a los miembros del pelotón de Lalo. Me parece que de lo que menos los acusé fue de ser unos comevacas, un calificativo muy duro entre los combatientes. Estuve a punto de pasarle las armas a otros ansiosos por luchar, lo cual constituía el más duro castigo que podía aplicarse.

    Pero les manifesté que tendrían que regresar a la misma posición, y que no podían dejar pasar por allí al enemigo, vinieran cuantos vinieran; que tenían que fortificar sus posiciones, y que no podían dar un paso atrás; si los guardias lograban romper la defensa por ese lugar sería porque ya no quedaría uno solo de ellos; al que subiera en retirada lo estaría esperando yo con una calibre 50 en el alto. Nunca le hablé así a nadie. ¡Qué trabajo me costó enviarlos otra vez a aquel punto crítico!

    Esperaba a los hombres de Cuevas para darles la tarea, pero no habían llegado todavía.

    A algunos de los combatientes del grupo de Lalo se les llenaron los ojos de lágrimas de coraje y vergüenza. Otros argumentaron que habían recibido la orden de retirada, pero que estaban dispuestos a volver a la posición. Al poco rato, después de haberme calmado un poco, les di algunas balas y dos minas, y los mandé de regreso.

    Los acontecimientos posteriores parecen indicar que el tremendo regaño mío cumplió su papel. Por lo visto, mis palabras calaron hondo en el amor propio de aquellos rebeldes. Los combatientes del pequeño grupo de Lalo Sardiñas regresaron a ocupar sus posiciones dispuestos, en efecto, a morir todos antes que dar un solo paso atrás.

    Algunos de ellos, incluso, según supe después, hicieron un secreto juramento colectivo de que la próxima vez no habría retirada, aunque la orden fuese dada.

    Lalo no ocupó exactamente la misma posición. Esta vez situó a sus hombres cerrando el camino del río, a los dos lados, unos 350 metros más atrás. En el propio cauce del río, donde el camino cae al agua desde la margen derecha en uno de los innumerables pasos de su serpenteante recorrido, se distribuyeron entre las piedras Lalo y la mayor parte de sus hombres. Otros se ubicaron entre las sombras y los troncos del umbroso cafetal de la margen izquierda. Del otro lado, en el cafetal de la margen derecha, un tercer grupo cerró la U de la emboscada. Pocos metros más atrás de nuestra línea, asciende hacia el firme de Los Mogos el camino que entronca arriba con el del firme de El Naranjo.

    En el firmecito de la carrera de Júpiter, de la parte izquierda del arroyo, se ubicó la escuadra de siete hombres al mando de Zenén Meriño, que pertenecía a la tropa de Camilo. La escuadra había aparecido días antes por la zona de Agualrevés, y Ramiro me la había enviado a La Plata. Era parte del reforzamiento de la zona que yo había solicitado y Camilo mandó por delante. Di instrucciones de ubicarla en un trillo que subía a la Comandancia.

    Al otro lado del río, a la altura de la casa del campesino Benito García, los combatientes de Lalo Sardiñas colocaron una de las minas, cuyo funcionamiento estaría a cargo de Joaquín La Rosa, desde el cafetal de la izquierda. La emboscada, así conformada en Pueblo Nuevo, resultaba una trampa mortífera.

    Como ya expliqué, a los pocos días de la llegada de los guardias a Santo Domingo comenzamos a ejecutar el plan de cerco de esa tropa. Decidí aplicar la táctica de encerrar y hostilizar al enemigo en su campamento, con el fin de provocar el envío de refuerzos desde fuera o un intento de ruptura del cerco desde dentro. En cualquiera de los dos casos el enemigo sería sorprendido en movimiento por las emboscadas convenientemente situadas en todas las vías de acceso o retirada.

    Esta era, por supuesto, la táctica que habíamos ido aplicando y perfeccionando durante la guerra y que terminaríamos de perfilar en todos sus detalles en la lucha contra la ofensiva enemiga, hasta alcanzar su éxito más rotundo y su ejecución más limpia en la Batalla de Jigüe, y hacia el final de la guerra en la Batalla de Guisa. Pero todavía en este momento, Quevedo no había penetrado desde el Sur, y las tropas de Las Mercedes y las Vegas no daban nuevas señales de actividad.

    En los días posteriores al 20 de junio, como ya dije, el Batallón 11 representaba el peligro inmediato y más cercano para las posiciones esenciales del territorio rebelde.

    Mi intención inicial, en efecto, era declarar un cerco en toda regla a las fuerzas enemigas acampadas en Santo Domingo, lo cual provocaría, quizás, el envío de refuerzos desde Estrada Palma. Ningún ejército puede dejar abandonada una tropa a su suerte sin correr el riesgo de que su moral combativa y sus planes concluyan por derrumbarse. Lo que debía lograrse era crear líneas lo suficientemente sólidas que fuesen capaces, en el caso de que llegaran los posibles refuerzos, no solo de detenerlos, sino también de destruirlos y, en cuanto a la tropa sitiada, de mantener una presión apreciable que lograra el desgaste y la desmoralización del enemigo, y estar en condiciones de darle un golpe final a la posición cercada si las condiciones fuesen favorables.

    A la altura del día 24, cuando ocurrió el incidente de los tres guardias a caballo, ya estábamos dando los pasos para completar la organización del cerco. “Estoy planeando una encerrona buena”, le escribí a Paz ese día. En este mismo mensaje le pedí al capitán rebelde que me enviara para el día siguiente la ametralladora calibre 50 de Braulio Curuneaux: “[…] para cuyo uso tengo formidables posiciones y puede decidir el éxito del plan”. A la otra calibre 50 se le partió una pieza que no pudo ser resuelta, pero la de Curuneaux heredó todas las balas.

    Los guardias se habían atrincherado bien alrededor de la casa de Lucas Castillo. Hacía falta sacarlos de sus cuevas con el fuego pesado de la “artillería” rebelde.

    Desde la loma de Sabicú se dominaba el campamento enemigo, a unos 400 metros en línea recta y abajo. Curuneaux se instaló el día 26 de junio en el firme de El Naranjo, unos 100 metros detrás del alto de Sabicú.

    El propio día 24 mandé a buscar también la escuadra de Roberto Elías, que cuidaba el camino de Palma Mocha más arriba de la casa de Emilio Cabrera. Para ese momento se había determinado que no quedaban guardias en esa dirección. La escuadra de Elías fue asignada como refuerzo a Duque en el firme de Gamboa.

    Al día siguiente, Camilo llegó con 40 hombres a El Descanso, y así me lo informó: “Siguiendo sus instrucciones voy hacia Santo Domingo”, me escribió, “[…] vamos un poco lentos, todos estamos agotados, los hombres hacen un esfuerzo grande, hace 10 noches no dormimos […]“. Debo decir que recibí esta noticia con extraordinaria alegría.

    Mensaje de Fidel a Camilo en el que le informa sobre la posibilidad de copar una columna enemiga, y le ordena trasladarse a la zona de operaciones, 27 de junio de 1958.

    Mensaje de Fidel a Camilo en el que le informa sobre la posibilidad de copar una columna enemiga, y le ordena trasladarse a la zona de operaciones, 27 de junio de 1958.

    Yo sabía bien que con la llegada de Camilo podía contar con un jefe experimentado, valiente y responsable, y con una tropa decidida y aguerrida cuya participación en el plan de cerco significaba una inyección de fuerzas importante. “Me alegro muchísimo de tu arribo”, le contesté a Camilo el día 27 en un mensaje en el que le indicaba que prosiguiera la marcha hasta la casa del Santaclarero en La Plata, donde yo estaba en ese momento. Y le agregué: “Has llegado en el momento más oportuno”. El 27, Camilo alcanzó la zona de La Jeringa, a unas dos leguas de camino de La Plata. Desde allí me escribió: “Todos queremos nos dé el lugar donde más haya que pelear y le prometo que no subirán, a no ser cuando se termine el parque, y sabremos ahorrarlo”.

    Ese mismo día le ordené a Guillermo García que se moviera con todo su personal al alto de San Francisco. Una vez allí, esperaría la llegada de otras fuerzas que estaba reuniendo -algunas de ellas debía enviarlas Almeida- y ocupar El Cacao. La intención de este movimiento era tener a Guillermo en posición de cerrar una de las dos vías más probables de llegada de refuerzos a Santo Domingo desde Estrada Palma. Para la otra ruta, que era el camino del río, tenía pensado utilizar a Camilo, con una emboscada en Casa de Piedra.

    La escasez de fuerzas rebeldes en este sector me obligaba a replantear con rapidez la disposición de nuestros combatientes para el cerco. A la altura del 27 de junio, estaba considerando mover al personal de Lalo para la zona de La Manteca, y cubrir las posiciones de Pueblo Nuevo con la gente de Cuevas. A Suñol le ordené bajar al río Yara y ocupar la región de Leoncito, pues con Camilo en el camino de Casa de Piedra -hacia donde pensaba mover también a Duque- no parecía ser necesaria la presencia de aquel personal en la subida de El Cristo. Con estos movimientos, el cerco de Santo Domingo quedaría casi totalmente conformado.

    Sin embargo, como demostración de lo fluida que resultaba ser la situación general en estos días finales de junio, ese mismo 27 se produjo la penetración por parte de la tropa enemiga estacionada en las Vegas de Jibacoa hasta Taita José, con lo cual -como se verá en detalle en un capítulo posterior- los guardias no solo podían flanquear las posiciones de Suñol y avanzar en dirección a La Corea y el firme de la Maestra a la altura de la tiendecita, sino que también resultarían amenazadas desde la retaguardia las posiciones que se ocupasen en Casa de Piedra. Por esa razón, Suñol debió mantenerse en El Cristo a la expectativa.

    Guillermo, jefe experimentado, llegó al alto de San Francisco el 28 de junio. De inmediato dispuso que una de sus escuadras siguiera para El Cacao, me informó de este movimiento y se mantuvo a la espera de mis órdenes.

    Lo había mandado a buscar a la escuadra de Reinaldo Mora, que estaba en El Confín, y aguardaba también la llegada del personal que debía enviar Almeida. Ese día, sin embargo, los acontecimientos se precipitaron.

  • Salvador Allende: A 40 años del Triunfo Electoral de la Unidad Popular

    santiago, 5 de septiembre de 1970

    Con profunda emoción les hablo desde esta improvisada tribuna por medio de estos deficientes amplificadores.

    ¡Qué significativa es, más que las palabras, la presencia del pueblo de Santiago, que interpretando a la inmensa mayoría de los chilenos, se congrega para festejar la victoria que alcanzamos limpiamente, el día de hoy, victoria que abre un camino nuevo para la patria, y cuyo principal actor es el pueblo de Chile aquí congregado! ¡Qué extraordinariamente significativo es que pueda yo dirigirme al pueblo de Chile y al pueblo de Santiago desde la Federación de Estudiantes! Esto posee un valor y un significado muy amplio.

    Nunca un candidato triunfante por la voluntad y el sacrificio del pueblo usó una tribuna que tuviera mayor trascendencia. Porque todos lo sabemos. La juventud de la patria fue vanguardia en esta gran batalla, que no fue la lucha de un hombre, sino la lucha de un pueblo; ella es la victoria de Chile, alcanzada limpiamente esta tarde.

    Yo les pido a ustedes que comprendan que soy tan sólo un hombre, con todas las flaquezas y debilidades que tiene un hombre, y si pude soportar -porque cumplía una tarea- la derrota de ayer, hoy sin soberbia y sin espíritu de venganza, acepto este triunfo que nada tiene de personal, y que se lo debo a la unidad de los partidos populares, a las fuerzas sociales que han estado junto a nosotros. se lo debo al hombre anónimo y sacrificado de la patria, se lo debo a la humilde mujer de nuestra tierra. Le debo este triunfo al pueblo de Chile, que entrará conmigo a La Moneda el 4 de noviembre.

    La victoria alcanzada por ustedes tiene una honda significación nacional. Desde aquí declaro, solemnemente que respetaré los derechos de todos los chilenos. Pero también declaro y quiero que lo sepan definitivamente, que al llegar a la Moneda, y siendo el pueblo gobierno, cumpliremos el compromiso histórico que hemos contraído, de convertir en realidad el programa de la Unidad Popular.

    Lo dije: no tenemos ni podríamos tener ningún propósito pequeño de venganza. sería disminuir la victoria alcanzada. Pero, si no tenemos un pequeño propósito de venganza, de ninguna manera, vamos a claudicar, a comerciar el programa de la Unidad Popular, que fue la bandera del primer gobierno auténticamente democrático, popular, nacional, y revolucionario de la historia de Chile.

    Dije y debo repetirlo: si la victoria no era fácil, difícil será consolidar nuestro triunfo y construir la nueva sociedad, la nueva convivencia social, la nueva moral y la nueva patria.

    Pero yo sé que ustedes, que hicieron posible que el pueblo sea mañana gobierno, tendrán la responsabilidad histórica de realizar lo que Chile anhela para convertir a nuestra patria en un país señero en el progreso, en la justicia social, en los derechos de cada hombre, de cada mujer, de cada joven de nuestra tierra.

    Hemos triunfado para derrocar definitivamente la explotación imperialista, para terminar con los monopolios, para hacer una profunda reforma agraria, para controlar el comercio de exportación e importación, para nacionalizar, en fin, el crédito, pilares todos que harán factible el progreso de Chile, creando el capital social que impulsará nuestro desarrollo.

    Por eso, esta noche que pertenece a la Historia, en este momento de júbilo, yo expreso mi emocionado reconocimiento a los hombres y mujeres, a los militantes de los partidos populares e integrantes de las fuerzas sociales que hicieron posible esta victoria que tiene proyecciones más allá de las fronteras de la propia patria. Para los que estén en la pampa o en la estepa, para los que me escuchan en el litoral, para los que laboran en la precordillera, para la simple dueña de casa, para el catedrático universitario, para el joven estudiante, el pequeño comerciante o industrial, para el hombre y la mujer de Chile para el joven de la tierra nuestra, para todos ellos, el compromiso que yo contraigo ante mi conciencia y ante el pueblo -actor fundamental de esta victoria- es ser auténticamente leal en la gran tarea común y colectiva. Lo he dicho: mi único anhelo es ser para ustedes el Compañero presidente.

    Chile abre un camino que otros pueblos de América y del mundo podrán seguir. La fuerza vital de la unidad romperá los diques de la dictadura y abrirá el cauce para que los pueblos puedan ser libres y puedan construir su propio destino.

    Somos lo suficientemente responsables para comprender que cada país y cada nación tiene sus propios problemas, su propia historia y su propia realidad. Y frente a esa realidad serán los dirigentes políticos de esos pueblos los que adecuarán la táctica que deberá adoptarse.

    Nosotros sólo queremos tener las mejores relaciones políticas, culturales, económicas, con todos los países del mundo. Sólo pedimos que respeten -tendrá que ser así- el derecho del pueblo de Chile de haberse dado el gobierno de la Unidad Popular.

    Somos y seremos respetuosos de la autodeterminación y de la no intervención. Ello no significará acallar nuestra adhesión solidaria con los pueblos que luchan por su independencia económica y por dignificar la vida del hombre.

    Sólo quiero señalar ante la historia el hecho trascendental que ustedes han realizado, derrotando la soberbia del dinero, la presión y amenaza, la información deformada, la campaña del terror, de la insidia y la maldad. Cuando un pueblo ha sido capaz de esto, será capaz también de comprender que sólo trabajando más y produciendo más podremos hacer que Chile progrese y que el hombre y la mujer de nuestra tierra, la pareja humana, tengan derecho auténtico al trabajo, a la vivienda, a la salud, a la educación, al descanso, a la cultura y a la recreación, juntos, con el esfuerzo de ustedes vamos a hacer un gobierno revolucionario.

    La revolución no implica destruir sino construir, no implica arrasar sino edificar; y el pueblo chileno está preparado para esa gran tarea en esa hora trascendente de nuestra vida.

    Compañeras y compañeros, amigas y amigos: Cómo hubiera deseado que los medios materiales de comunicación me hubieran permitido hablar más largamente con ustedes y que cada uno hubiera oído mis palabras, húmedas de emoción, pero a la vez firmes en la convicción de la gran responsabilidad que todos tenemos y que yo asumo plenamente.

    Yo les pido que esta manifestación sin precedentes se convierta en la demostración de la conciencia de un pueblo. Ustedes se retirarán a sus casas sin que haya el menor asomo de una provocación y sin dejarse provocar. El pueblo sabe que sus problemas no se solucionan rompiendo vidrios o golpeando un automóvil. Y aquéllos que dijeron que el día de mañana los disturbios iban a caracterizar nuestra victoria, se encontrarán con la conciencia y la responsabilidad de ustedes. Irán a sus trabajos, mañana o el lunes, alegres y cantando; cantando la victoria tan legítimamente alcanzada y cantando al futuro. Con las manos callosas del pueblo, las tiernas manos de la mujer y la sonrisa del niño, haremos posible la gran tarea que sólo un sueño responsable podrá realizar. El hecho de que estemos esperanzados y felices, no significa que nosotros vayamos a descuidar la vigilancia: el pueblo, este fin de semana, tomará por el talle a la patria y bailaremos desde Arica a Magallanes, y desde la cordillera al mar, una gran cueca, como símbolo de la alegría sana de nuestra vida.

    Pero al mismo tiempo mantendremos nuestros comités de acción popular, en actitud vigilante, en actitud responsable, para estar dispuestos a responder a un llamado -si es necesario- que haga el comando de la Unidad Popular.

    Llamado para que los comités de empresas, de fábricas, de hospitales, en las juntas de vecinos, en los barrios y en las poblaciones proletarias, vayan estudiando los problemas y las soluciones; porque presurosamente tendremos que poner en marcha el país. Yo tengo fe, profunda fe, en la honradez, en la conducta heroica de cada hombre y de cada mujer que hizo posible esta victoria. Vamos a trabajar más. Vamos a producir más. Este triunfo debemos tributarlo en homenaje a los que cayeron en las luchas sociales y regaron con su sangre la fértil semilla de la revolución chilena que vamos a realizar.

    Quiero antes de terminar, y es honesto hacerlo así, reconocer que el gobierno entregó las cifras y los datos de acuerdo con los resultados electorales. Quiero reconocer que el jefe de plaza, General Camilo Valenzuela, autorizó este acto, acto multitudinario, en la convicción y certeza que yo le diera de que el pueblo se congregaría, como está aquí en actitud responsable, sabiendo que ha conquistado el derecho a ser respetado en su victoria, el pueblo que sabe que entrará conmigo a La Moneda el 4 de noviembre de este año.

    Quiero destacar que nuestros adversarios de la Democracia cristiana han reconocido en una declaración, la victoria popular. No le vamos a pedir a la derecha que lo haga. No lo necesitamos. No tenemos ningún ánimo pequeño en contra de ella. Pero ella no será jamás capaz de reconocer la grandeza que tiene el pueblo en sus luchas, nacida de su dolor y de su esperanza.

    Nunca como ahora, sentí el calor humano; y nunca como ahora la canción nacional tuvo para ustedes como para mí tanto y tan profundo significado. En nuestro discurso lo dijimos: somos los herederos de los padres de la patria y juntos haremos la segunda independencia: la independencia económica de Chile.

    Les digo que se vayan a sus casas con la alegría sana de la limpia victoria alcanzada. Esta noche, cuando acaricien a sus hijos, cuando busquen el descanso, piensen en el mañana duro que tendremos por delante, cuando tengamos que poner más pasión, más cariño, para hacer cada vez más grande a Chile, y cada vez más justa la vida en nuestra patria.

    Gracias, gracias, compañeras. Gracias, gracias, compañeros. Lo mejor que tengo me lo dió mi partido, la unidad de los trabajadores y la Unidad Popular.

    A la lealtad de ustedes, responderé con la lealtad de un gobernante del pueblo, con la lealtad del compañero Presidente.