Blanca Eekhout Gómez

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  • Reflexiones de Fidel: El imperio por dentro (Tercera parte)

    “CAPÍTULO 15

    “El Almirante  Mullen compareció ante el Comité de Servicios Armados del Senado para su audiencia de confirmación con vista a un segundo mandato de dos años, dos días después de la primera sesión dedicada a la estrategia.  En su alegato el Almirante se refiere a la estrategia sugerida por McChrystal y añade que esto ‘probablemente signifique más tropas’.

    “Cuando Obama supo del testimonio de Mullen, le hizo saber a su equipo cuán descontento se sentía al saber que Mullen públicamente estaba apoyando la estrategia de McChrystal. El Almirante declaró que ‘el talibán había crecido tanto en tamaño como en complejidad’, y que por eso apoyaba los esfuerzos encaminados hacia una contrainsurgencia con los recursos adecuados. ¿Acaso el Almirante ignoraba lo que Obama había dicho apenas dos días antes? ¿No le había dicho el Presidente  a todos los presentes, Mullen incluido, que ninguna de las opciones parecía adecuada, que era necesario que ellos desafiaran sus propias presunciones y que iban a tener cuatro o cinco sesiones de debate sobre este asunto? ¿Qué era lo que estaba haciendo el principal asesor militar del Presidente al informar públicamente estas conclusiones preliminares?

    “En la reunión de los principales del Consejo de Seguridad Nacional se evidenciaba que estaban furiosos.  Los Generales y Almirantes constantemente le están cerrando el paso al Presidente.

    “Emmanuel comentó que lo que se movía entre el Almirante y Petraeus no era correcto, que todo el mundo había apoyado públicamente la noción de que hacía falta enviar más tropas. El Presidente ni siquiera había tenido una oportunidad.

    “Morrell opinaba que Mullen podía haber evitado la controversia en su audiencia, simplemente diciendo que su función era la de asesor militar principal del Presidente de los Estados Unidos y del secretario de Defensa, y que debía darles sus recomendaciones a ellos primero en privado antes de anunciarlas públicamente y que no consideraba adecuado compartirlas antes con el Comité.

    “Morrell pensaba que todo era parte de la compulsión que sentía Mullen por comunicar, fortalecer la prominencia y la estatura de su posición.  Tenía una página en Facebook, una cuenta en Twitter, videos en YouTube y un sitio web llamado ‘Los viajes con Mullen: una conversación con el país’.

    “El propio Mullen al salir al lobby descubrió que él mismo era el tema de  una acalorada controversia.

    “Emmanuel y Donilon le preguntaron: ¿Cómo se supone que nosotros enfrentemos este asunto? Tú has dicho esto,  y ¿qué debemos decir nosotros?

    “Emmanuel agregó que esta noticia iba a hacer titulares en todos los noticieros nocturnos.

    “Mullen quedó sorprendido.  La Casa Blanca sabía de antemano lo que él iba a decir, pero en su testimonio no había dado cifras específicas de tropas.  Fue tan amorfo como pudo.  Pero en su audiencia de confirmación él tenía que decir la verdad y la verdad era que él compartía la noción de la necesidad de una contrainsurgencia. ‘Eso es lo que yo pienso’, dijo. ¿Cuál era su alternativa?

    “Donilon se preguntaba por qué Mullen había tenido que usar la palabra ‘probablemente’, y por qué no había dicho ‘no sé’. Eso hubiera sido mejor.

    “El titular de la primera página de The Washington Post de la mañana siguiente rezaba: ‘Mullen: ‘Probablemente’ se necesiten más tropas’.

    “Obama convocó al General retirado Collin Powell a una reunión privada en la Oficina Oval el 16 de septiembre. Siendo Republicano, Powell le había dado un fuerte apoyo a Obama durante su campaña.

    “Refiriéndose a Afganistán, Powell le comentó que no se trataba de una decisión que se tomaba una sola vez, que ésta era una decisión que iba a tener consecuencias para una gran parte de su gobierno. Le recomendó: ‘Sr. Presidente, no se deje presionar por la izquierda que quiere que usted no haga nada. No se deje presionar por la derecha que quiere que usted lo haga todo. Tómese su tiempo y decida usted mismo.’

    “Y también le recomendó que no se dejara presionar por los medios de prensa, que se tomara su tiempo, que recopilara toda la información que necesitara para garantizar que después se iba a sentir cómodo con la decisión tomada.

    “Si usted decide enviar más tropas, o si eso es lo que usted piensa es necesario hacer, asegúrese de comprender bien qué es lo que van a hacer esas tropas y trate de tener alguna certeza de que el envío de tropas adicionales va a redundar en un éxito. Usted no puede garantizar el éxito en un teatro de operaciones tan complejo como el de Afganistán, que se complica cada vez más con el problema de Pakistán al lado.

    “‘Usted tiene que garantizar que la base de este compromiso suyo va a ser sólida, porque en estos momentos es un poco suave’ dijo Powell, refiriéndose a Karzai y a la corrupción generalizada que existe en su gobierno.

    “El Presidente no apoyaba plenamente una operación de contrainsurgencia, porque eso significaba asumir la responsabilidad de Afganistán por un largo período de tiempo.

    “El Presidente dijo que cuando se recibiera la valoración hecha por McChrystal, era evidente que todo el mundo tenía que reunirse en un salón a fin de garantizar que todo el mundo estuviese cantando a partir del mismo cantoral.

    “CAPÍTULO 16

    “El 29 de septiembre Jones convocó a los principales del Consejo de Seguridad Nacional para un debate de dos horas, a modo de ensayo para la reunión del día siguiente, sin la presencia del Presidente.

    “Cualquiera que hubiese visto un video de la reunión probablemente se alarmaría.  Ocho años después de haber comenzado la guerra, aún se batallaba por definir cuáles eran los objetivos principales.

    “Biden había escrito un memorando de seis páginas exclusivamente para el Presidente, cuestionando los informes de inteligencia sobre los talibanes.  Los informes presentaban al Talibán como el nuevo Al Qaeda.  Como los talibanes eran los que combatían contra los estadounidenses, se había hecho usual que los árabes, los uzbecos, los tayikos y los chechenios cruzaran hacia Afganistán para lo que ellos llamaban ‘el verano del yihad’.

    “Biden indicó que estas cifras eran exageradas, que el número de combatientes extranjeros no sobrepasaba los 50 o los 75 cada vez.

    “El miércoles 30 de septiembre el Presidente  celebró la segunda reunión para analizar el problema de Afganistán y Pakistán.  Esta vez el grupo de asistentes era mayor. Petraeus estaba presente.

    “El Presidente preguntó: ‘¿Hay alguien aquí que piense que debemos irnos de Afganistán?’ Todos quedaron en silencio.  Nadie dijo nada.

    “‘Bien’, dijo el Presidente, ‘ahora que podemos prescindir de eso, continuemos.’

    “Obama también quería alejarse del tema de Afganistán durante el resto de la sesión.

    “‘Comencemos por lo que nos interesa, que es realmente Pakistán, no Afganistán’, dijo.  ‘De hecho, si quieren, les pueden decir a los líderes pakistaníes que no nos vamos a ir de Afganistán.’

    “Obama estableció las reglas para el resto de la sesión. ‘Realmente quiero centrarme en los Estados Unidos. Considero que existen tres objetivos claves.  Uno de ellos es proteger a los Estados Unidos, a sus aliados y a sus intereses en el extranjero. Dos, la preocupación acerca de la estabilidad y las armas nucleares en manos de Pakistán. Y si estoy centrando mi atención en los Estados Unidos, ¿existe acaso alguna diferencia entre los peligros que emanan de Al Qaeda o del Talibán?’

    “Lavoy y Petraeus hicieron sus intervenciones.  MacChrystal  hizo una presentación sobre lo que él llamaba ‘El Camino’ hacia su valoración inicial.

    “Obama expresó: ‘Bien, ustedes han hecho su trabajo, pero hay tres nuevos acontecimientos: los pakistaníes se están comportando mejor; la situación en Afganistán es mucho más seria que lo que anticipábamos; y las elecciones afganas no dieron como resultado el punto de viraje que esperábamos -un gobierno más legítimo.’

    “Biden favorecía el presupuesto, impugnado por el Presidente, de que Pakistán evolucionaría de la misma forma que evolucionaría Afganistán.

    “Robert Gates proponía tener en cuenta los intereses en el exterior y los aliados.

    “Hacia el final de la reunión Hillary preguntó de qué forma se utilizarían las tropas adicionales, a dónde irían, si iban en calidad de asesores, y cómo se aplicarían las lecciones aprendidas en Irak.

    “Los análisis de inteligencia al más alto nivel nunca fueron concluyentes acerca de una acción en Afganistán en estos momentos. Un Afganistán completamente desestabilizado tarde o temprano desestabilizaría a Pakistán. De modo que la interrogante ante el Presidente y su equipo era la siguiente: ¿Podían los Estados Unidos asumir ese riesgo?

    “Gates se reunió con el embajador pakistaní, Haqqani, en los Estados Unidos. Tenía que hacerle llegar un mensaje explícito del Presidente: no nos íbamos de Afganistán. Haqqani se refirió a una larga lista de cosas que el ejército pakistaní necesitaba. El Congreso había aprobado un fondo de  400 millones de dólares en mayo para mejorar el arsenal de la contrainsurgencia.  Haqqani abordó el problema de los 1 600 millones que los Estados Unidos le debían al ejército de Pakistán por permitirle llevar a cabo operaciones militares a lo largo de la frontera. Después del 11 de septiembre, los Estados Unidos habían creado una cuenta de gastos a favor de Pakistán y de otros países, llamada Fondo de Apoyo a la Coalición, con la cual se les reembolsaba a los aliados por la ayuda prestada.

    “CAPÍTULO 17

    “Obama se reúne con un grupo bipartidista de aproximadamente 30 líderes del Congreso con el fin de darles una información actualizada sobre  la revisión de la estrategia.

    “Varios legisladores criticaban el enfoque de Biden que defendía una ofensiva antiterrorista. Lo interpretaban como una forma de reducir la presencia de los Estados Unidos.

    “Biden aclaró que no estaba defendiendo una política que implicara una operación realizada sólo con el uso de Tropas Especiales.

    “El Presidente tuvo que aclarar que nadie estaba hablando de abandonar Afganistán.

    “McCain dijo que sólo esperaba que la decisión no fuese tomada a la ligera y que respetaba el hecho de que la decisión la debía tomar Obama como Comandante  en Jefe.

    “Obama le respondió: ‘le aseguro que no estoy tomando ninguna decisión a la ligera. Y usted tiene toda la razón. La decisión la tengo que tomar yo y yo soy el Comandante en Jefe’.

    “Obama continuó diciendo: ‘nadie siente tanta urgencia en tomar esta decisión -y hacerlo de la manera correcta- como yo.’

    “Ese mismo día a las 3:30 de la tarde Obama volvió a reunir a su equipo para analizar la situación de Pakistán

    “El consenso dentro de la comunidad de inteligencia era que la situación en Afganistán no se iba a resolver si no había relaciones estables entre la India y Pakistán.

    “Mullen apuntaba que  los programas de colaboración entre los ejércitos de los Estados Unidos y Pakistán habían ascendido a  casi 2 000 millones al año, por concepto de equipamiento, entrenamiento y otras empresas.

    “Hubo sugerencias de abrir nuevas instalaciones en Pakistán con el fin de infiltrar fuentes de información en las tribus e incluir a asesores militares estadounidenses en las unidades pakistaníes.

    “Obama aprobó todas las acciones en el terreno.  Era inusual recibir una orden inmediata del Presidente, pues hasta el momento en las sesiones de trabajo se hablaba mucho y no se tomaban decisiones.

    “CAPÍTULO 18

    “Por fin McChrystal tenía la oportunidad de presentar su opción para el incremento de tropas sólo ante los principales (Obama no estaba presente) el 8 de octubre.

    “La esencia de su exposición, con 14 diapositivas, era que  las condiciones en Afganistán eran mucho peor que lo que se pensaba, y que sólo una ofensiva contrainsurgente que contara con plenos recursos podía remediar la situación.

    “Jones dijo que había preguntas aún sin responder, y anotó en su libreta que  era imposible  poner en práctica cualquier estrategia para Afganistán que no abordara el problema de los santuarios en Pakistán.

    “McChrystal planteaba tres opciones:

    “1.   de 10 000 a 11 000 efectivos para entrenar a las        fuerzas de seguridad afganas.

    “2.   40 000 efectivos para proteger a la población.

    “3.   85 000 efectivos para el mismo propósito.

    “McChrystal aclaró que el objetivo en este caso no era derrotar al talibán sino degradarlo, o sea, impedir que volviesen a tomar el control de partes claves del país.

    “Hillary  preguntó si era posible llevar a cabo la misión de degradación con un menor número de tropas, y el General le respondió que no, que él abogaba por los      40 000 efectivos.

    “Al día siguiente Obama despertó con la noticia de que le habían otorgado el Premio Nobel de la Paz.

    “Esa misma tarde a las 2:30 el Consejo de Seguridad Nacional en pleno tendría una sesión de trabajo con el Presidente.  Éste comenzó la reunión pidiéndoles a todos que le dijeran qué debía hacerse con la guerra.

    “Lavoy comenzó hablando sobre Pakistán y su obsesión con la India, y que los pakistaníes tenían reservas acerca del compromiso de los estadounidenses.

    “McChrystal  dijo que a menos que la misión cambiara, él presentaba las mismas opciones.

    “Eikenberry resumió en 10 minutos sus opiniones, que eran bastante pesimistas. Coincidía con el hecho de que la situación se estaba deteriorando y que era necesario enviar más recursos, pero pensaba que la ofensiva contrainsurgente era muy ambiciosa.

    “Gates recordó que todos se habían abrazado a sólo tres opciones:

    “1.  Contrainsurgencia, es decir, construcción de la nación.

    “2.  Antiterrorismo, que muchas personas piensan se trata de misiles lanzados desde un buque en el océano.

    “3.  Antiterrorismo plus, la estrategia propuesta por el vicepresidente.

    “Pero evidentemente había más opciones y no sólo estas tres. Gates agregó que era necesario redefinir el objetivo y que probablemente los Estados Unidos estaban tratando de lograr más que lo que se podía alcanzar.

    “Petraeus concluyó: ‘Nosotros no vamos a destruir al Talibán, pero necesitamos negarle el acceso a  zonas pobladas y líneas de comunicación claves para contenerlos.’

    “Biden preguntó: ‘¿Cual sería el mejor estimado de tiempo para que las cosas marchen en la dirección correcta? Si dentro de un año no hay un progreso palpable, ¿qué hacemos?’

    “No hubo respuesta.

    “Biden insistió: ‘Si el gobierno no mejora y ustedes reciben las tropas, ¿cuál sería el impacto?’

    “Eikenberry respondió que si bien los últimos cinco años  no habían sido muy esperanzadores, había habido pequeños progresos, y que se podía capitalizar en ellos, pero que no se debían esperar avances significativos en los próximos seis a doce meses.

    “CAPÍTULO 19

    “Le tocaba el turno a Hillary en la reunión del 9 de octubre. Hillary dijo que el dilema era decidir qué era lo primero, si más tropas o un mejor gobierno; que para  evitar el colapso se necesitaban más tropas, pero que ello no garantizaba el progreso.

    “Preguntó si era posible el logro de los objetivos en Afganistán y Pakistán sin el compromiso de enviar más tropas. Ella misma respondió que la única forma de lograr que el gobierno cambiase era enviando más tropas, pero que aún así no había garantías de que esto diera resultado.

    “Añadió que todas las opciones eran difíciles e insatisfactorias y agregó: ‘Nosotros sí tenemos un interés de seguridad nacional en garantizar que  el Talibán no nos derrote. Lo mismo ocurre con la destrucción de Al Qaeda, que sería difícil sin Afganistán. Es una opción extremadamente difícil, pero las opciones son limitadas, a menos que nos comprometamos  y obtengamos una ventaja psicológica.’

    “Mullen se hizo eco de otros comentarios de línea dura.  Dennis Blair sugirió que la política interna podía ser un problema por el número de bajas, pues el mes anterior la cifra había ascendido a 40, el doble de la del año anterior. Él se preguntaba si valdría la pena.  La respuesta era que el pueblo lo iba a apoyar en tanto creyera que había logros.

    “‘Por primera vez el Presidente tendría una estrategia elaborada por el gabinete de guerra en pleno, y podremos decirle al pueblo de los Estados Unidos lo que estamos haciendo’, dijo.

    “Panetta opinaba lo siguiente: ‘Usted no se puede ir.  No puede derrotar al Talibán.’ ‘Ellos no estaban hablando de la posibilidad de implantar una democracia al estilo de la de Jefferson en Afganistán’, decía Panetta, quien consideraba que ésta era la base para reducir la misión de los Estados Unidos y aceptar a Karzai a pesar de sus defectos. Según Panetta, la misión era luchar contra Al Qaeda y garantizar que no existieran santuarios.  Era necesario trabajar con Karzai.

    “Susan Rice dijo no haber tomado aún una decisión, pero que pensaba era necesario reforzar la seguridad en Afganistán para derrotar a Al Qaeda.

    “Holbrooke dijo que se necesitaban más tropas; la cuestión era saber cuántas y cómo utilizarlas.

    “John Brennan preguntaba qué era lo que se trataba de lograr, pues las decisiones en materia de seguridad que se adoptaran aquí serían aplicadas también en otras regiones. Si se tratara de un gobierno no corrupto, que prestara servicios a toda la población, eso no se iba a lograr mientras él estuviese vivo.  ‘Es por eso’, decía él, ‘que las palabras ‘éxito’, ‘victoria’ y ‘ganar’ complican nuestra tarea.’

    “Habían transcurrido ya dos horas y media. El Presidente dijo que esas reuniones habían dado como resultado una definición útil del problema, que estaba emergiendo una nueva definición.

    “‘Esto no lo vamos a resolver hoy’, dijo Obama. ‘Ya hemos reconocido que no podremos derrotar completamente al Talibán.’

    “Obama dijo que si aprobaba el envío de 40 000 tropas, eso no bastaría para una estrategia de contrainsurgencia que cubriera a todo el país.

    “Obama preguntaba si era posible llevar a los afganos al punto de que les permitieran a los Estados Unidos retirarse en un período de dos, tres, cuatro años.

    “‘No podemos mantener un compromiso por tiempo indefinido en los Estados Unidos’, dijo Obama. ‘No podremos mantener el apoyo interno y el de nuestros aliados sin dar ninguna explicación que incluya los límites de tiempo.’

    “Holbrooke regresó a su oficina en el Departamento de Estado, donde el personal se quejaba de que se mantenían despiertos toda la noche redactando análisis que nadie se leía.

    “Holbrooke respondió que la persona a la cual estaban dirigidos sí se los leía.  Que las noches en vela no habían sido en vano y que debían preparar un nuevo paquete de informes para el Presidente.” Así concluye la síntesis de los capítulos 15 al 19, de los 33 que contiene “Las guerras de Obama”.

    Ayer se anunciaba la publicación, casi simultánea, de otro libro, “Conversando conmigo mismo”, con prólogo de Barack Obama. Pero esta vez la edición verá la luz en 20 idiomas. Según se afirma, contiene cartas y documentos importantes de la vida de su autor: nuestro conocido y estimado amigo Nelson Mandela.

    En los años finales de su cruel encierro, Estados Unidos convirtió el siniestro régimen del apartheid en potencia nuclear, suministrándole más de media docena de bombas nucleares, destinadas a golpear las fuerzas internacionalistas cubanas, para impedir su avance en el territorio ocupado por Sudáfrica en Namibia. La aplastante derrota del ejército del apartheid en el Sur de Angola dio al traste con el infame sistema.

    Nuestros representantes en España prometieron adquirir y enviar de inmediato ejemplares del libro, cuyo lanzamiento estaba anunciado para hoy 12 de octubre. Pero casi a las seis de la tarde nada se sabía todavía, porque era feriado en España y las librerías no vendían. Se cumplía el 518 aniversario del día en que nos descubrieron y España se convirtió en imperio.

    Prosigue mañana.

    Fidel Castro Ruz

    Octubre 12 de 2010

    7 y 12 p.m.

  • Reflexiones de Fidel: El imperio por dentro (Segunda parte)

    En la Reflexión de ayer aparece un párrafo clave extraído del libro de Woodward: “Un secreto importante que nunca había sido reportado en los medios ni en ninguna otra parte era la existencia de un ejército encubierto de 3 000 hombres en Afganistán, cuyo objetivo era matar o capturar a los talibanes y en ocasiones adentrarse en las zonas tribales para pacificarlas y obtener apoyo.”

    Tal ejército, creado y manejado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), entrenado y organizado como “fuerza especial”, ha sido integrado sobre bases tribales, sociales, antirreligiosas y antipatrióticas; su misión es el seguimiento y la eliminación física de guerrilleros talibanes y otros afganos, calificados como extremistas musulmanes. Nada tienen que ver con Al Qaeda y Bin Laden, un saudita reclutado y financiado por la CIA para luchar contra los soviéticos cuando sus tropas ocuparon Afganistán. Cuando el Vicepresidente Biden viajó a Kabul, a principios de 2009, David Mckiernan, jefe de las tropas de Estados Unidos en Afganistán, le dijo cuando este preguntó por Al Qaeda: “que no había visto ni un solo árabe en dos años allí”.

    A pesar de la relativamente breve y efímera importancia que los principales medios internacionales de prensa dieron a “Las guerras de Obama”, estos, sin embargo, no dejaron de consignar esta reveladora noticia.

    El gobierno de Estados Unidos estaba ante un problema insoluble. En una de las últimas reuniones del Consejo de Seguridad Nacional durante la presidencia de Bush, se aprobó un informe donde se afirmaba: “que los Estados Unidos no podrían mantenerse en Afganistán a menos que se resolvieran tres grandes problemas: mejorar la gobernabilidad, disminuir la corrupción y eliminar los santuarios de los talibanes…”

    Podría añadirse que el problema es más grave si se toman en cuenta los compromisos políticos y militares de Estados Unidos con Pakistán, un país dotado de armas nucleares, cuya estabilidad en medio de tensos equilibrios de carácter étnico, había sido afectada por la aventurera guerra de Bush en Afganistán. Cientos de kilómetros de frontera montañosa, con poblaciones del mismo origen que están siendo atacadas y masacradas por aviones sin piloto, son compartidos por Pakistán y Afganistán. Las tropas de la OTAN, cuya moral decrece día por día, no podrán ganar esta guerra.

    Sin enormes cantidades de combustible, alimentos y municiones, ningún ejército puede moverse. La propia lucha de los afganos y pakistaníes, de uno y otro lado de la frontera, ha descubierto el punto débil de las sofisticadas tropas de Estados Unidos y Europa. Las largas rutas de abastecimientos se están convirtiendo en cementerio de los enormes camiones y cisternas destinados a esa tarea. Los aviones sin piloto, las comunicaciones más modernas, las sofisticadas armas convencionales, radioeléctricas y hasta las nucleares, sobran.

    Pero el problema es mucho más grave que lo que estas líneas  expresan.

    Seguimos, sin embargo, adelante con la síntesis del espectacular libro de Woodward.

    “CAPÍTULO 8

    “Jack Keane, General retirado, muy cercano a Hillary Clinton, le advirtió que la estrategia seguida en Afganistán era incorrecta, que el elevado número de víctimas no iba a poner fin a la insurgencia, que esto tenía el efecto contrario, que la única salida era una ofensiva contrainsurgente intensiva para proteger a los afganos.  McKiernan no estaba interactuando con los gobernadores de las provincias. Keane le expresó que se recurría mucho a la lucha antiterrorista y la estrategia  contrainsurgente no marchaba a la par.

    “Keane le propuso sustituir a McKiernan por el Teniente General Lloyd Austin III, segundo al mando en Irak; y también propuso a McChrystal, agregando que éste era, sin dudas, el mejor candidato.

    “McChrystal había organizado buenas campañas antiterroristas en Irak, pero los éxitos tácticos no se traducían en victorias estratégicas. Es por ello que la contrainsurgencia era necesaria.

    “CAPÍTULO 9

    “En la audiencia de confirmación de Leon Panetta como Director de la CIA ante el Comité de Inteligencia del Senado, este afirmó que la Agencia ya no enviaría a los supuestos terroristas a otro país para que fuesen torturados, porque esto estaba prohibido según las órdenes ejecutivas del nuevo Presidente.  Él declaró que tenía la sospecha de que la CIA enviaba personas a otros países para que fuesen interrogadas utilizando técnicas que ‘violaban nuestras normas’.

    “Hayden lo estaba observando por la televisión y se preguntaba, molesto, si Panetta había ignorado la conversación que ambos habían tenido el mes anterior. Hayden contactó a Jeff Smith, ex asesor general de la CIA, quien estaba ayudando en la transición entre Hayden y Panetta y le amenazó diciéndole: ‘O bien él retira lo dicho en su testimonio público mañana o tendremos el espectáculo donde el actual Director de la CIA le diga al futuro Director de la CIA que no sabe de lo que está hablando’. Hayden dijo que lo expresaría públicamente y que eso no iba a beneficiar a nadie. Al día siguiente fue el Senador Kit Bond, de Missouri, el jefe republicano del Comité de Inteligencia, quien le preguntó a Panetta si él se retractaba de lo que había dicho el día anterior y Panetta dijo que sí.

    “Hayden posteriormente se reunió con Panetta y le dijo que había leído sus escritos, donde decía que el gobierno de Bush había seleccionado la mejor información de inteligencia para alegar la existencia de armas de destrucción masiva en Irak. Panetta había culpado de ello a una unidad especial del Pentágono creada por Rumsfeld. Panetta respondió que no era cierto, que había sido un error de ellos, y aceptó que se había producido en ese caso un catastrófico fallo de inteligencia en  la agencia de la cual iba a ser director.

    “El 13 de febrero el presidente se reunió nuevamente con el Consejo de Seguridad Nacional para discutir cuatro opciones para el despliegue de tropas en Afganistán.

    “1.  Decidir sólo después de definir una estrategia.

    “2.  Enviar de inmediato a 17 000 efectivos.

    “3.  Enviar los 17 000 pero en dos partes.

    “4.  Enviar 27 000, con lo cual se daría cumplimiento a la        solicitud del General McKiernan.

    “Clinton, Gates, Mullen y Petraeus apoyaron el envío de los 17 000 de inmediato.  Ésta también fue la recomendación de Jones. Richard Holbrooke, en un video de seguridad, advirtió que 44 años atrás el Presidente Johnson debatía lo mismo con sus asesores para el caso de Viet Nam. ‘No se puede olvidar la historia’, agregó.  Viet Nam nos había enseñado que las guerrillas ganan en una situación de impasse, y que por lo tanto él apoyaba el envío de los 17 000. Obama finalmente le notificó al Pentágono que había decidido enviar 17 000.

    “CAPÍTULO 10

    “El objetivo para el gobierno de Obama estaba claro: desmantelar y finalmente derrotar a Al Qaeda y sus aliados extremistas, sus estructuras de apoyo y sus santuarios en Pakistán, y evitar su regreso a Pakistán o Afganistán. Jones, Gates  y Mullen se preguntaban si podían confiar en los pakistaníes. Biden proponía reforzar las operaciones anti-terroristas y concentrarse en Al Qaeda y en Pakistán. Obama preguntó si el envío de      17 000 efectivos y posteriormente 4 000 más harían la diferencia y la respuesta fue que sí.  Obama preguntó cuánto costaría esta operación y la respuesta fue que no se sabía, que esto sólo era un estudio y que no se había hecho un cálculo del presupuesto, pero que el costo de colocar a un soldado estadounidense en Afganistán,  incluidos los pagos como veterano de guerra, el seguro de salud, el costo de la atención a sus familiares, la alimentación y el armamento, ascendía a aproximadamente 25 000 dólares al año.  El costo de un soldado afgano en el terreno ascendía a unos 12 000 dólares. Más tarde Obama confirmó que Pakistán sería el centro de cualquier nueva estrategia.

    “En una reunión con el Consejo de Seguridad Nacional, Obama dijo que esperaba contar durante al menos dos años con el apoyo popular para su estrategia.  Biden expresó que la suerte estaba echada, aunque haciendo notar que disentía, pero aseguró que apoyaría la estrategia del presidente.

    “CAPÍTULO 11

    “Petraeus se mostraba preocupado.  Le preocupaba convertirse en la víctima de sus éxitos anteriores en Irak. Probablemente una contrainsurgencia no era la estrategia correcta en Afganistán, pero Petraeus le había asignado la tarea de estudiar el tema a un grupo de expertos en operaciones y actividades de inteligencia, quienes tenían una opinión contraria. Parecía que el Presidente no había aceptado sus argumentos a favor de una operación contrainsurgente.  El presidente anunció en un discurso su estrategia de desmantelar y derrotar a Al Qaeda.  Un editorial del diario The Washington Post elogió el plan con el siguiente titular: ‘El precio del Realismo’.  El discurso sorprendió a algunos.  El presidente personalmente le había hecho cambios al texto.  Obama no se había comprometido totalmente con el envío de todas las tropas solicitadas por el ejército.  Obama dijo que analizaría la cuestión nuevamente después de las elecciones en Afganistán.

    “El Secretario de Defensa Gates parecía cómodo con la decisión: Dos días después declaró que no veía la necesidad de pedir más tropas o pedirle al Presidente que las aprobara hasta tanto no se viera el desempeño de las mismas.

    “El Presidente de Pakistán se reunió con Obama en su oficina. Obama le dijo que no quería armar a Pakistán en contra de la India.  Reconoció que habían avanzado en Swat pero que el cese al fuego había provocado que los extremistas subvirtieran la legitimidad del gobierno pakistaní, y que el gobierno estuviera dando la impresión de que nadie estaba a cargo. Obama reconoció que Pakistán actuaba ahora con más decisión, lo cual se había hecho evidente por su actuación en Swat y por haber permitido que la CIA lanzara como promedio un ataque con aviones no tripulados cada tres días en el curso del mes anterior. Los pakistaníes habían lanzado una operación con 15 000 efectivos, una de las mayores hasta el momento, contra los talibanes.

    “El jefe del Estado Mayor Conjunto se daba cuenta de que la solución del problema afgano estaba justo a la vista, merodeando por los pasillos del Pentágono.  McChrystal ya era una leyenda.  Había trabajado más que nadie, solucionando problemas y sin protestar. Cumplía a cabalidad todas las órdenes.  Gates finalmente anunció que McChrystal sería el nuevo comandante de las tropas en Afganistán.  ‘Nuestra misión allí’, dijo, ‘requiere nuevas ideas y nuevos enfoques por parte de nuestros jefes militares’. Posteriormente Obama expresó que él había estado de acuerdo con esta decisión porque confiaba en las opiniones de Gates y Mullen, pero que no había tenido la oportunidad de conversar personalmente con él.

    “El 26 de mayo de 2009 apareció en el informe al Presidente uno de los más sensibles reportes de inteligencia profunda.  Su título era: Los reclutas de Al Qaeda en América del Norte pudieran hacer cambiar los objetivos y las tácticas en los Estados Unidos y en Canadá. Según el informe, alrededor de 20 partidarios de Al Qaeda con pasaportes estadounidenses, canadienses o europeos se estaban entrenando en los santuarios de Pakistán para regresar a sus países de origen y perpetrar actos terroristas de alto perfil. Entre ellos se incluían media docena del Reino Unido, varios canadienses, algunos alemanes y tres estadounidenses.  No se conocían sus nombres. Dennis Blair pensaba que los informes eran lo suficientemente alarmantes y creíbles como para que el Presidente fuese informado. Pero Rahm Emmanuel no estaba de acuerdo. Blair respondió, como asesor de inteligencia del Presidente, que se sentía realmente preocupado y Emmanuel lo acusó de estar tratando de responsabilizarlo a él y al Presidente.

    “Al salir de la Casa Blanca Blair estaba convencido de que ambos vivían en planetas diferentes con respecto a este tema.  Cada vez más veía una falla en el gobierno.

    “CAPÍTULO 12

    “El General Jones acostumbraba a viajar él mismo a Afganistán para hacer sus propias valoraciones.  Él era de la opinión de que los Estados Unidos no podían perder esa guerra, porque la gente iba a decir que los terroristas habían ganado y este tipo de acciones se iban a ver en África, América del Sur y otros lugares.  Las organizaciones como la OTAN, la Unión Europea y las Naciones Unidas podrían quedar relegadas al basurero de la historia.

    “Jones visita a los soldados heridos, se reúne con los coroneles y se entrevista con McChrystal.  McChrystal le confiesa que Afganistán estaba mucho peor que lo que él esperaba.  Advirtió que había sobradas razones para preocuparse y que si la situación no se revertía pronto se haría irreversible.  Jones pidió que le enumerara los problemas y McChrystal comenzó a citar toda una letanía de ellos: el número de talibanes en el país era muy superior a lo que se pensaba (25 000).  Jones comentó que eso era el resultado del  tratado firmado entre Pakistán y sus tribus, pues allí los nuevos talibanes podían ser entrenados sin interferencias.  El número de ataques talibanes se acercaba a los 550 semanales y en los últimos meses se había casi duplicado.  Las bombas a los bordes de la carretera estaban matando a aproximadamente 50 efectivos de las tropas de la coalición cada mes, a diferencia de la cifra de ocho registrada el año anterior.

    “Jones insistía en que la nueva estrategia tenía tres etapas:

    “1.- La seguridad.

    “2.- El desarrollo económico y la reconstrucción.

    “3.- La gobernabilidad por parte de los afganos bajo el imperio de la ley.

    “Jones insistía en que la guerra no la iba a ganar sólo el ejército, que durante el próximo año la parte de la estrategia que debía comenzar a funcionar era el desarrollo económico, y que si eso no se hacía bien no iban a haber suficientes tropas en el mundo para lograr la victoria.  Jones aclaró que ésta era una nueva época y que Obama no le iba a dar a los comandantes del ejército todas las fuerzas que ellos pedían, como acostumbraba a hacer Bush durante la guerra en Irak.  Jones añadió que el Presidente sabía que estaba caminando por el filo de una navaja, lo cual quería decir que no sólo eran tiempos difíciles y peligrosos, sino que la situación podía avanzar en una u otra dirección.

    “En la provincia de Helmand, Jones aclaró que la estrategia de Obama estaba destinada a reducir la participación y el compromiso de los Estados Unidos, que él no pensaba que Afganistán debía ser la guerra sólo de los Estados Unidos, pero que había habido una tendencia a americanizarla.

    “A su regreso Jones le informa a Obama que la situación era desconcertante; que no había relación alguna entre lo que le habían estado diciendo  durante los últimos meses y lo que  el General McChrystal estaba enfrentando. Obama le pregunta al fin cuántas tropas se necesitaban y Jones le informa que aún no había un número definido.  Él pensaba que era necesario completar las dos primeras etapas de la estrategia -desarrollo económico y gobernabilidad-, o de lo contrario Afganistán simplemente se iba a tragar cualquier cifra adicional de tropas.

    “En el Pentágono la reacción era muy diferente.  Jones fue acusado de querer poner límites a la cifra de tropas.  Éste alegaba que no era justo que el presidente tomara la decisión que había tenido que tomar en marzo, y antes de completar los 21 000 efectivos allí, decidir que como la situación era tan mala se necesitaban de 40 000 a 80 000 efectivos adicionales.

    “Entre la Casa Blanca y el Pentágono existía un abismo cada vez mayor, y esto ocurría sólo cuatro meses después de que el Presidente diera a conocer su nueva estrategia.

    “CAPÍTULO 13

    “Algunos funcionarios del gobierno estadounidense describían el gobierno de Obama utilizando la terminología afgana, y decían que  la presidencia estaba poblada por ‘tribus’, lo cual reflejaba sus divisiones.  La tribu de Hillary vivía en el Departamento de Estado; la tribu de Chicago ocupaba las oficinas de Axelrod y Emmanuel; la tribu de la campaña presidencial ocupaba el Consejo de Seguridad Nacional, que estaba dirigido por el jefe de gabinete Mark Lippert y el director de comunicaciones estratégicas Denis McDonough.  A este grupo le llamaban la ‘insurgencia’.

    “La derrota del Talibán requería más tropas, dinero y tiempo que su desmantelamiento. La derrota significaba una rendición incondicional, una capitulación total; la victoria, ganar en el más amplio sentido de la palabra, destruir completamente al Talibán.

    “Richard Holbrooke se mostraba pesimista cerca de las elecciones del 20 de agosto en Afganistán y expresó: ‘Si hubiese 10 resultados posibles en Afganistán, 9 de ellos son malos.  Todos ellos fluctúan entre la guerra civil y las irregularidades’.

    “Tan pronto cerraron los colegios de votación el 20 de agosto hubo reportes de fraude en las urnas.  Muchos funcionarios de Naciones Unidas y del Departamento de Estado no abandonaron sus residencias para visitar los centros de votación por razones de seguridad.

    “El día posterior a las elecciones Hoolbroke y el embajador estadounidense se reunieron con Karzai, al cual le preguntaron qué haría si había una segunda vuelta.  Karzai dijo que él había sido reelecto y que no habría una segunda vuelta.

    “Después de la reunión Karzai llamó al centro de operaciones del Departamento de Estado y pidió hablar con Obama o con Hillary.  El embajador estadounidense le recomendó al presidente que no aceptara la llamada, pues Karzai se había colocado a la defensiva diciendo que una segunda vuelta era imposible.  Obama estuvo de acuerdo en no hablar con él.

    “Los informes de inteligencia  describían a Karzai como una persona cada vez más delirante y paranoico.  Karzai les dijo: ‘Ustedes están en contra mía.  Es un complot entre los estadounidenses y los británicos’.

    “En el mes de agosto se creó un grupo a fin de que entrevistara a los miembros del grupo estratégico del General McChrystal que recién acababan de regresar de Afganistán, con el objetivo de saber qué era lo que estaba ocurriendo en el terreno, cómo iba la guerra, qué estaba funcionando y qué no. McChrystal le dio al grupo tres preguntas a modo de guía para su estudio: ¿es posible cumplir la misión?; y de ser así, ¿qué es necesario cambiar para que la misión se cumpla?; ¿se requieren más recursos para cumplir la misión?

    “McChrystal le pidió al grupo que fuese pragmático y se concentrara en las cosas que realmente funcionaban.

    “El grupo llegó a la conclusión de que el ejército entendía relativamente poco a la población afgana.  No alcanzaba a comprender cómo las campañas de intimidación lanzadas por los talibanes afectaban a la población.  El acopio de información de inteligencia era un desastre.  El grupo descubrió que el 70 por ciento de los requisitos de inteligencia se centraban en el enemigo.  Algunos miembros del grupo pensaban que dentro de uno o dos años la guerra estaría totalmente americanizada.  Los estadounidenses preferían que los aliados de la OTAN aportaran dinero y asesores para las fuerzas de seguridad afganas, en vez de que estuviesen merodeando por todo el país pidiendo apoyo aéreo para atacar a los afganos de apariencia sospechosa.

    “El grupo sólo tenía malas noticias para McChrystal.  Se podía llevar a cabo la mejor campaña de contrainsurgencia en la historia del mundo, y aún así ésta fracasaría por la debilidad y la corrupción que existían en el gobierno afgano. McChrystal quedó como si hubiese sido atropellado por un tren.  De todos modos, le dio las gracias al grupo.

    “McChrystal le hizo saber a Gates que necesitaría 40 000 efectivos más.  Tras largas discusiones, Gates le prometió que le daría tantos efectivos como pudiera mientras pudiera.  ‘Usted tiene un campo de batalla allá y yo tengo un campo de batalla aquí’, le dijo.

    “CAPÍTULO 14

    “Biden se había pasado cinco horas tratando de diseñar una alternativa para McChrystal, la cual llamó ‘antiterrorismo plus’.  En vez de una cantidad intensiva de efectivos, el plan se concentraba en lo que él creía era la amenaza real: Al Qaeda. Esta estrategia ponía énfasis en la destrucción de los grupos terroristas mediante el asesinato o la captura de sus líderes.  Biden pensaba que era posible disuadir a Al Qaeda de regresar a Afganistán, y así evitar enfrascarse en la costosa misión de  proteger al pueblo afgano.

    “Biden pensaba que Al Qaeda tomaría por el camino donde encontrarían menor resistencia y que no regresarían a sus antiguos lugares de origen si:

    “1.  Los Estados Unidos mantenían al menos dos bases (Baram y Khandahar) para que las Fuerzas Especiales pudieran operar en cualquier lugar del país.

    “2.  Los Estados Unidos contaran con fuerzas suficientes para controlar el espacio aéreo afgano.

    “3.  Las redes de inteligencia humana dentro de Afganistán le proporcionaban información acerca de los objetivos que serían atacados a las Fuerzas Especiales.

    “4.  La élite de la CIA, una fuerza compuesta por 3 000 afganos para operaciones anti-terroristas podían        moverse libremente.

    “Afganistán debía convertirse en un ambiente ligeramente más hostil para Al Qaeda que Pakistán para que ellos decidieran no regresar.

    “Obama necesitaba a alguien que lo guiara.  Había estado en el Senado sólo cuatro años, y Biden 35.  El presidente pensaba que los militares no podían presionarlo, pero ellos podían aplastar a un presidente inexperto.  Biden acudió a Obama, y éste le dijo: ‘Tú eres quien conoces a esa gente.  Adelante. Presiona’.

    “Obama confesó después que el quería que su vicepresidente fuese un detractor agresivo, y que dijera exactamente lo que pensaba, que hiciera las preguntas más difíciles, porque estaba convencido de que ésa era la mejor manera de servir al pueblo y a las tropas, estableciendo un fuerte debate sobre estas cuestiones de  vida o muerte.

    “Obama convocó a un pequeño grupo de los más experimentados miembros de su equipo de seguridad nacional para analizar el informe clasificado de 66 páginas elaborado por McChrystal, que en resumen decía que si no se enviaban más efectivos era probable que la guerra terminara en un fracaso en los próximos 12 meses.  El presidente agregó que las opciones en este caso no eran buenas y aclaró que no aceptaría automáticamente la solución propuesta por el General ni por nadie.  ‘Tenemos que abordar esto con el espíritu de desafiar nuestras propias presunciones’.

    “Peter Lavoy, vicejefe de análisis de la oficina del director de la DIN, consideraba que tras los ataques con aviones no tripulados, Bin Laden y su organización habían sido golpeados, asediados, pero no acabados, que Al Qaeda se había convertido en la sanguijuela del Talibán.

    “Obama quería saber si era posible o no derrotar a Al Qaeda y cómo; si era necesario destruir al Talibán para destruir a Al Qaeda; qué se podía lograr en los próximos años; qué tipo de presencia era necesario tener en Afganistán para poder contar con una plataforma antiterrorista eficaz.

    “Lo que no se dijo y todos sabían era que un presidente no podía perder una guerra ni hacer ver que la estaba perdiendo. Obama dijo que iba a ser necesario trabajar durante cinco años y proponía considerar otras prioridades nacionales.”

    Fidel Castro Ruz
    Octubre 11 de 2010
    6:00 p.m.

  • Reflexiones de Fidel: El imperio por dentro (Primera parte)

    Me asombra la ignorancia generalizada en torno a problemas vitales para la existencia de la humanidad, en una época en que esta cuenta con fabulosos medios de comunicación que no eran siquiera imaginables hace 100 años, algunos tan recientes como Internet.

    Hace apenas tres semanas se publicó la noticia de la pronta distribución de un espectacular libro de Bob Woodward, periodista de The Washington Post, cuyos artículos compartidos con Carl Bernstein, hace 38 años, dieron al traste con el gobierno de Nixon por actos de espionaje contra el Partido Demócrata en junio de 1972, que originaron el escándalo de Watergate, por violaciones de leyes que la sociedad norteamericana no podía darse el lujo de ignorar.

    Me comuniqué con nuestro “embajador en Washington”, como yo califico a Jorge Bolaños, jefe de la Oficina de Intereses de Cuba en la capital de Estados Unidos, y le rogué me enviara por lo menos dos ejemplares del libro que se anunciaba cuando apareciera en las librerías. Bolaños envió cuatro ejemplares.

    El texto, por supuesto, está en inglés; pasará -como es habitual- mucho tiempo antes de que más de 500 millones de personas en el mundo capaces de hablar o comprender el español, incluidos los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos, puedan leerlo en ese idioma.

    Me comuniqué con una de nuestras mejores traductoras de inglés, rogándole un esfuerzo especial para sintetizar el contenido del mismo. El voluminoso ejemplar en ese idioma, titulado “Las guerras de Obama”, cuenta con 33 capítulos y 420 páginas.

    Debo señalar que en sólo tres días me entregó una síntesis de los 33 capítulos, en 99 páginas con letra de 18 puntos.
    Cumpliré el deber de transmitir el contenido de ese libro, utilizando textualmente las palabras diáfanas y precisas que me envió la especialista de nuestro servicio de traducción del idioma inglés. Emplearé para ello el espacio de las Reflexiones durante varios días.

    No sería posible entender nada de la actual política de Estados Unidos si se ignora el contenido de ese libro de Woodward, quien es poseedor de más de un Premio Pulitzer; por supuesto, no tiene la más mínima intención de liquidar al imperio.
    Nuestro país será el primero del mundo en conocer de forma articulada el contenido esencial de este libro. Como se conoce, en Cuba todos los ciudadanos poseen altos niveles de escolaridad y es el país con más alto índice de jóvenes matriculados en las universidades.

    Nuestra principal fuerza no está en las armas; está en las ideas.

    “CAPÍTULO 1:

    “Dos días después de resultar electo Presidente, Obama convoca al director nacional de inteligencia, Mike McConnell, para una reunión en Chicago con el objetivo de conocer detalles sobre las más secretas operaciones de inteligencia del amplio sistema de espionaje de los Estados Unidos. Otros funcionarios participarían del encuentro, pero McConnell aclaró que tenía orientaciones del ex presidente Bush de no revelar esta información relacionada con los espías, las nuevas técnicas de infiltración de Al Qaeda, las guerras en Irak y en Afganistán y la protección de la nación, a nadie más que no fuera el presidente electo.

    “Michael J. Morell, jefe del Departamento de análisis de la CIA, y McConnell se sentaron a solas con Obama en un cuarto de seguridad. Se le informó, entre otros temas, que la principal amenaza para los Estados Unidos provenía de Pakistán, y que ésta era la prioridad No. 1 de la DNI. Si los Estados Unidos se retiraban, la India y Pakistán llenarían el vacío de poder en Afganistán. Lo mejor era que Obama buscara la paz entre estos dos países. Bush había ordenado los ataques de aviones no tripulados contra los campamentos en Pakistán e instruyó que se le notificara a este país de manera “concurrente”, es decir, mientras se producía el ataque o, para mayor seguridad, unos minutos después.”

    Recomendamos a los lectores ir reteniendo los nombres de cada una de las personalidades mencionadas, así como las teorías elaboradas para justificar los hechos increíbles que llevan a cabo.

    “Al Qaeda reclutaba a personas de 35 países cuyos pasaportes no necesitaban visa para entrar en los Estados Unidos, y eso era una gran preocupación. A Obama se le informaron las palabras claves para los ataques de los aviones no tripulados (SYLVAN-MAGNOLIA), sólo conocidas por las personas con el más alto nivel de acceso a los temas de seguridad, entre las cuales se encontraba ahora el nuevo presidente.

    “Los principales éxitos provenían de las fuentes humanas, los espías en el terreno, que le indicaban a la CIA hacia dónde mirar, a dónde ir de cacería y dónde matar. Los espías eran los verdaderos secretos que Obama llevaría consigo de ahora en lo adelante. La CIA era muy cuidadosa con sus fuentes.

    “Cada una tenía un nombre en clave, como, por ejemplo, MOONRISE. Cuando demasiadas personas sabían de él o ella o de sus éxitos, se le liquidaba. El oficial al frente del caso informaba que MOONRISE había hecho el sacrificio máximo, pero la persona en cuestión no había muerto realmente. Sólo su código cambiaba, y ahora la CIA tendría otra fuente llamada SOOTHING STAR, la misma persona con un nuevo nombre.

    “Un secreto importante que nunca había sido reportado en los medios ni en ninguna otra parte era la existencia de un ejército encubierto de 3 000 hombres en Afganistán, cuyo objetivo era matar o capturar a los talibanes y en ocasiones adentrarse en las zonas tribales para pacificarlas y obtener apoyo.

    “McConnell y Morell se refirieron al programa nuclear iraní. Se sabía que ellos trataban de obtener el arma nuclear y que había instalaciones ocultas. McConnell dijo estar seguro de que Irán obtendría un arma nuclear tipo fusil, probablemente primitiva, pero que pudieran detonarla en el desierto con un gran efecto y que en su opinión esto ocurriría entre el año 2010 y el 2015.

    “Otra gran amenaza era Corea del Norte, que tenía suficiente material como para fabricar seis bombas. Los coreanos iban a conversar, iban a mentir, iban a amenazar con retirarse y después iban a tratar de renegociar.

    “Los chinos habían pirateado las computadoras de la campaña de Obama en el verano de 2008 y también las de McCain, y habían sacado ficheros y documentos a una velocidad asombrosa. McConnell dijo que los Estados Unidos eran vulnerables a los ataques cibernéticos.”

    De inmediato, el libro de Woodward refleja la primera reacción de Obama ante el enredo y la complejidad de la situación creada por la guerra antiterrorista desatada por Bush.

    “Obama le comentó a uno de sus más cercanos asesores que había heredado un mundo que podía explotar en cualquier momento en más de 6 formas diferentes, y que contaba con medios poderosos pero limitados para evitarlo. Obama reconoció que, después de las elecciones, todos los problemas del mundo eran vistos como su propia responsabilidad y que las personas decían: ‘Usted es la persona más poderosa del mundo. ¿Por qué no hace usted algo al respecto?’

    “CAPÍTULO 2

    “John Podesta, ex jefe de gabinete de Bill Clinton, estaba convencido de que la política debía diseñarse, organizarse y monitorearse a través de un sistema centralizado en la Casa Blanca. Pero Obama tenía en mente a otro para el cargo: Rahm Emmanuel, quien se convirtió en el No. 3 de la Casa Blanca. Ambos eran de Chicago pero no se conocían bien.

    “Obama, en su condición de candidato presidencial, le había dicho a David Petraeus en Irak que le pidiera todo cuanto él necesitara si finalmente se convertía en comandante en jefe del ejército. Obama estaba preparado para decir ‘no’ a lo que Bush había dicho ‘sí’.

    “Petraeus casi redefinió el concepto de guerra en un nuevo manual de su autoría (Counterinsurgency Field Manual) que puso en práctica en Irak. Su idea principal era que los Estados Unidos no podían salirse de la guerra. Tenían que proteger y ganarse a la población, vivir entre ellos, para que un gobierno estable y competente pudiera prosperar. El nuevo soldado, según él, debía ser un trabajador social, un planificador físico, un antropólogo y un psicólogo.

    “Petraeus tenía pocos hobbys (no pescaba, no cazaba, no jugaba golf). Podía pasar por un hombre de 35 años. Podía correr 5 millas en alrededor de 30 minutos. Obtuvo el grado de Doctor en la Universidad de Princeton. Su padre murió y él decidió permanecer en Irak para supervisar la guerra. Los iraquíes lo llaman el Rey David. Algunos de sus colegas lo llaman La Leyenda de Irak. Pero la presidencia de Obama iba a cambiar el estatus de Petraeus.

    “CAPÍTULO 3

    “El nuevo Director de la CIA, Mike Hayden, viaja a Nueva York para discutir con el Presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, sobre los ataques de los aviones no tripulados ‘Predator’ en el interior de ese país. La gran lección aprendida en la Segunda Guerra Mundial y en Viet Nam era que los ataques desde el aire, incluso los bombardeos masivos, no pueden ganar una guerra.

    “Los medios de prensa pakistaníes se preocupaban por el número de víctimas civiles. Pero la muerte accidental de pakistaníes era sólo parte de la historia.

    “En una reunión que sostuvo Hayden con el presidente pakistaní, este último le dijo: ‘Mate a los principales. Los daños colaterales les preocupan a ustedes, los estadounidenses. A mí no me preocupan’. Zardari le daba así luz verde a la CIA y Hayden agradeció su apoyo.

    “En una de sus largas conversaciones, Obama abordó el tema de Hillary Clinton con David Axelrod, su principal asesor político y el más cercano a él. Éste le preguntaba a Obama cómo podía confiar en Hillary. Obama contestó. “Creo conocerla bien. Si es parte del equipo, va a sernos fiel”. Ella se mantuvo al lado de su esposo durante el escándalo de Mónica Lewinsky y Obama quedó impresionado por su resistencia. Él necesitaba a alguien con la estatura suficiente como para convertirse en un actor principal en la escena internacional.

    “La Clinton no estaba convencida de que ese puesto sería para ella. No existía ninguna reserva de confianza entre el equipo de ella y el de él.

    “Vinieron después los problemas con su esposo y los contribuyentes de fuertes sumas para su biblioteca presidencial, su fundación y la Iniciativa Global Clinton. Los abogados de Obama dijeron que estas empresas no podían aceptar dinero si Hillary era nombrada Secretaria de Estado. Ella reconocía que esto era un gran obstáculo pero que no enviaría a Bill a vivir en una cueva durante cuatro u ocho años. ‘No voy a decirle que cancele las operaciones que tiene en 26 países y que están salvando vidas’, dijo ella. ‘No vale la pena’. Podesta le prometió que trabajarían en eso.

    “Se preparó un discurso donde ella le daba las gracias a Obama, por teléfono, por haberla tenido en cuenta para el cargo, pero Podesta se encargó de que ambos no pudieran conectarse.

    “El ‘no’ de Hillary se transformaba en un ‘quizás’. Marke Penn, el principal estratega de su campaña, pensaba que si se mantenía en el Departamento de Estado durante ocho años, estaría en la mejor posición para nominarse como Presidenta nuevamente. Sólo tendría 69 años, la misma edad de Reagan cuando asumió el poder.”

    “CAPÍTULO 4

    “James L. Jones, un General retirado, consideraba que el gobierno de Bush era asombrosamente desorganizado y penosamente poco serio en lo que respecta a la paz en el Medio Oriente. Jones dijo que el Consejo de Seguridad de Bush carecía de personal y era disfuncional, y que el asesor para la seguridad nacional tenía que aplicar medidas para garantizar un avance razonable en el logro de los objetivos.

    “Un sector demasiado amplio de la política estaba en el módulo de piloto automático, y el asesor de seguridad nacional tenía que encontrar la forma de lograr resultados sin tener que controlar al detalle lo que los diferentes departamentos y agencias debían hacer. Obama preguntaba cómo se debía lograr eso. Convenza a sus subordinados de que la visión de ellos es la suya, le recomendaba Jones. […] Obama decidió que Jones fuera su asesor para la seguridad nacional.”

    “Jones se sorprendió de que Obama lo nombrara para este cargo de tanta responsabilidad y que confiara en alguien que apenas conocía. Jones pensaba que todo se basaba en las relaciones personales, y él no mantenía tales relaciones con Obama.”

    “El 26 de noviembre Bush convocó una de las últimas reuniones del Consejo de Seguridad Nacional para analizar un informe muy secreto sobre la guerra en Afganistán, elaborado por el teniente general del Ejército Douglas Lute, conocido como el Zar de la Guerra. El informe concluyó diciendo que los Estados Unidos no podrían mantenerse en Afganistán a menos que se resolvieran tres grandes problemas: mejorar la gobernabilidad, disminuir la corrupción y eliminar los santuarios de los talibanes en Afganistán.”

    Viene ahora otro sorprendente episodio, tras el cual estaba la mano del gobierno de Estados Unidos, demostrando el riesgo del que nos habló hipotéticamente el autor de la teoría del “Invierno Nuclear”. Bastaría -nos dijo- una guerra entre Paquistán y la India, los dos países que menos armas atómicas poseen en el Grupo de los 8 que pertenecen al “Club Nuclear”. Lo que se revela en el libro “Las guerras de Obama”, demuestra que cualquier irresponsabilidad de la política de Estados Unidos puede conducir a la catástrofe.

    “Condoleezza Rice no se sintió complacida con el informe. Bush decidió que no iba a hacerlo público. Posteriormente, 10 personas armadas comenzaron a merodear por la ciudad india de Bombay, creando un espectáculo de caos y violencia transmitido en vivo por la televisión durante 60 horas. Seis ciudadanos estadounidenses resultaron muertos. La operación fue organizada por un grupo conocido por la sigla LeT, que significa el Ejército de los Puros, y estaba siendo financiado por la agencia de inteligencia de Pakistán. Bush quería evitar tensiones entre la India y Pakistán. La base de su mandato era cero tolerancias para los terroristas y sus aliados. El FBI se horrorizó al ver que una operación de bajo costo con el uso de la alta tecnología había paralizado a la ciudad de Bombay. Las ciudades estadounidenses tenían el mismo grado de vulnerabilidad. Un funcionario del FBI expresó: ‘Bombay lo cambió todo.’

    “CAPÍTULO 5

    “Al asumir el cargo como director de la CIA, Hayden había heredado una organización que, según él, padecía del ‘síndrome del niño golpeado’.

    “Obama lo había convocado para una reunión de información sobre las operaciones encubiertas. Hayden consideró que ésta era la oportunidad de probar cuán graves eran las amenazas y cuán seriamente se las tomaba la CIA. Se refirió a 14 operaciones altamente secretas, cuyo objetivo era llevar a cabo operaciones clandestinas y letales contra el terrorismo, impedir que Irán desarrollara armas nucleares, disuadir a Corea del Norte de no fabricar más armas nucleares, llevar a cabo operaciones contra la proliferación en otros países, operar de manera independiente o en apoyo a los Estados Unidos en Afganistán, aplicar una serie de operaciones letales y otros programas en Irak, apoyar los esfuerzos clandestinos en aras de detener el genocidio en la región sudanesa de Darfur, brindarle a Turquía información de inteligencia para que impida que el Partido de los Trabajadores en el Kurdistán establezcan un enclave separatista dentro de Turquía.

    “El 5 de enero de 2009 Hayden se entera, por un artículo publicado por la versión en línea del diario The Washington Post, que había sido sustituido como director de la CIA y en su lugar habían nombrado a Leon Panetta. Hayden consideraba que ser reemplazado por un político era una humillación personal. Panetta posee habilidades para construir relaciones personales. Hayden, en su encuentro con Panetta, le advierte: 1) Usted es el comandante de la nación en la guerra global contra el terrorismo; 2) Cuenta con el mejor personal del gobierno federal. 3) he leído algunos de sus artículos; no vuelva a utilizar las palabras CIA y tortura en el mismo párrafo. La tortura es una felonía. Puede no gustarte pero no digas nunca que hay tortura. Legalmente la CIA no ha torturado a nadie. McConnell le advirtió a Panetta: ‘Tienes que entender la batalla que vas a tener que librar con la CIA, porque ellos te ven como si fueras el enemigo.’

    “CAPÍTULO 6

    “Obama le pide a Biden que viaje a Afganistán y a Pakistán antes de su investidura como presidente y le pide que lleve a un Republicano. Lindsey Graham, de Carolina del Sur, es el seleccionado.

    “Biden le dijo oficialmente al Presidente pakistaní cuál era la idea de Obama: Afganistán sería su guerra; en breve enviaría más tropas, pero para ello necesitaba trabajar de conjunto con Pakistán.

    “Zardari por su parte reconoció no tener tanta experiencia como su difunta esposa, Benazir Bhutto, pero que su misión no era diferente, y necesitaba que los Estados Unidos le ayudaran a ganar un apoyo suficiente en el plano interno; que existía mucho anti-americanismo en el país…”

    “Biden le advirtió que para ello era necesario que Zardari dejara de jugar en los dos bandos, pues la CIA pensaba que había mucha información de inteligencia que estaba siendo utilizada para alertar a los campamentos de los terroristas en contra de los ataques de los aviones no tripulados.

    “Biden y Graham partieron hacia Kabul. Después de las elecciones de 2004 las relaciones de Karzai con los Estados Unidos se habían tornado muy volátiles. Con frecuencia criticaba a los estadounidenses por el número de víctimas civiles. Las evidencias de corrupción en su gobierno y en su familia exacerbaban las tensiones con los Estados Unidos.

    “Biden le advirtió a Karzai que no estaba interesado en hacerle la vida difícil, pero que de él dependía en gran medida el éxito de los Estados Unidos.

    “Karzai convocó a varios miembros de su gabinete para que le informasen directamente a Biden y a Graham lo que estaban haciendo. A Karzai se le dijo que Obama quería ayudar, pero que esa idea de levantar el teléfono y llamar al Presidente Obama, como él hacía con Bush, ya no iba a ocurrir más. Biden le criticó a Karzai su incapacidad de gobernar todo el país, su negativa a recorrer el país para crear consenso entre las diferentes tribus, las casas suntuosas de los funcionarios afganos cercanas al palacio presidencial, sin dudas pagadas por los Estados Unidos. ‘Usted es sólo el alcalde de Kabul’, le dijo Biden a Karzai.

    “Karzai les criticó el alto número de víctimas civiles y Biden se comprometió a minimizarlas, pero le advirtió que tenía que estar con ellos en esta guerra; que si ésta no era una guerra para ellos, los Estados Unidos no enviarían más soldados. Karzai respondió que no estaba haciendo ninguna crítica, sino haciéndoles saber que existía un problema.

    “Biden sugirió tratar el asunto en privado, no en una conferencia de prensa, y Karzai no estaba de acuerdo. Las víctimas civiles eran un problema público y Biden lo había denigrado ante los miembros de su gabinete. Karzai advirtió que el pueblo afgano no lo iba a tolerar; que los afganos debían ser sus aliados, no sus víctimas. El embajador William Word intervino para decir que la conversación había sido útil pero que demostraba que existían frustraciones de ambas partes.

    “Biden se entrevistó con David McKiernan, el jefe de las tropas estadounidenses en Afganistán, quien le dijo que para ganar esa guerra era necesario el envío de los 30 000 efectivos aún pendientes desde el gobierno de Bush. Biden indagó acerca de Al Qaeda y David le respondió que no había visto ni un solo árabe en dos años allí. Ello confirmaba las sospechas de Biden: Al Qaeda, el motivo principal de esta guerra, era un problema pakistaní.

    “Biden le recomendó a Obama tomar distancia con Karzai. Graham le confesó: ‘Sr. Presidente, estamos perdiendo esta guerra.’ Graham estaba convencido de que era imposible ganar la guerra en Afganistán si se perdía la guerra en Irak.

    “CAPÍTULO 7

    “La ceremonia de investidura de Obama el 20 de enero estuvo a punto de suspenderse. Información de inteligencia confiable indicaba que un grupo de extremistas somalíes planeaba atacar a Obama con explosivos. Sin embargo, toda la atención se concentraba en el discurso de Obama y en qué diría.

    “El general Petraeus se encontraba nuevamente en Afganistán.

    “Obama convocó una reunión de su grupo nacional de seguridad el 21 de enero. La decisión clave era nombrar a Petraeus al frente del Comando Central. Obama pidió que se le propusieran tres opciones acerca de la guerra en Irak. Ordenó que se hiciera un estudio en 60 días para saber ‘cómo íbamos a llegar a donde queríamos llegar’. Una de las opciones a tener en cuenta, a solicitud el Presidente, era el retiro de las tropas en un período de 16 meses.

    “Un equipo de 80 personas comenzó a estudiar la situación de Afganistán. Se analizaron los interrogatorios a los prisioneros, los reportes del campo de batalla, los registros financieros, la propaganda y los comunicados emitidos por los talibanes.

    “Al preguntar Petraeus qué se había encontrado, Derek Harvey, de la Agencia de Inteligencia para la Defensa, le respondió que la situación era como la de un ciego ayudando a caminar a otro ciego; que los Estados Unidos tenían un gran desconocimiento acerca de la insurgencia afgana, quién era el enemigo y dónde estaba, cómo veían ellos esta guerra y cuáles eran sus motivaciones. Se sabía demasiado poco acerca del enemigo como para trazar una estrategia que condujese a la victoria. Harvey trataba de revolucionar la obtención de información de inteligencia y se dedicó por entero a ello. Él era de la opinión de que la guerra podía ganarse, pero que el gobierno de los Estados Unidos iba a tener que hacer grandes compromisos durante muchos años; que quizás no iban a tener mucha aceptación entre los electores. ‘Yo creo que la guerra en Afganistán se puede hacer, pero no se puede vender’, expresó Harvey.

    “Obama anunció que el envío de nuevos efectivos tendría que anunciarse como parte de una nueva estrategia. Petraeus indicó que los objetivos no se alcanzarían sin una mayor cantidad de tropas, que no se podía contar sólo con los ataques de los aviones no tripulados. Petraeus insistió en el envío de los 30 000 efectivos. Obama preguntó si era necesario enviar todas esas tropas a la vez, y advirtió que era necesario antes contar con una estrategia y que el Presidente necesitaba se le propusieran las decisiones a tomar. El Presidente parecía entender que esta guerra no se ganaría en uno o dos años. El Presidente abandonó la reunión para cumplir otros compromisos sin haber tomado ninguna decisión al respecto.”
    Prosigue mañana.

    Fidel Castro Ruz
    Octubre 10 de 2010
    6:00 p.m.

  • Líneas de Chávez: ¡Agropatria!

    I

    Toda esta semana ha estado marcada por el inicio del nuevo año escolar 2010-2011: por la continuidad y profundización de la Revolución educativa en marcha.

    Decía nuestro Libertador que “el primer deber del Gobierno es dar educación al pueblo”. Y durante estos once años de Revolución Bolivariana la educación popular ha sido y es, como nunca antes en nuestra historia contemporánea, el primer deber en el ejercicio de Gobierno: el primer y obligante deber de cuyo riguroso cumplimiento depende la configuración de un nuevo modelo de sociedad y un nuevo modo de vida sin explotación, dominación o enajenación alguna. Este es el camino por el que andamos y nada ni nadie nos va a sacar de él.

    Hemos rescatado la plena vigencia del Estado docente: una responsabilidad que es indelegable e intransferible. Partimos del principio de que todo modelo educativo está determinado histórica, cultural, política y socialmente: no hay modelo educativo neutro ni atemporal.

    Dentro del proceso de transición al socialismo, nuestro modelo educativo tiene necesariamente que orientarse hacia la constitución de una nueva subjetividad: es el hombre nuevo y la mujer nueva, capaces de realizar plenamente todas las potencialidades de lo humano; que forman su alma, su mente y su corazón, diciéndolo bolivariana y robinsonianamente, “para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso”. Se trata entonces, verdaderamente, de un proyecto antropológico, tan radical como trascendente, que se ha ido convirtiendo en praxis emancipatoria, en energía liberadora.

    Si de números se trata, hay una cifra que habla por sí sola: hoy tenemos en la educación formal a casi 10 millones de venezolanos y venezolanas, sin incluir a quienes se forman en las Misiones Sociales. Son exactamente 9,7 millones de compatriotas, distribuidos en todos los niveles, desde la educación inicial hasta la universitaria. Venezuela es, hoy por hoy, el aula más grande del mundo. Esta es una ruptura histórica total con el pasado: hace 11 años no pasábamos de los últimos lugares en la tasa de escolaridad a nivel mundial.

    Un logro que me complace destacar es que Venezuela ocupa el quinto lugar mundial en tasa de escolaridad universitaria con 2,1 millones de estudiantes. Luego de 11 años de Revolución, sólo Cuba nos supera en nuestro continente.

    Hace 11 años Venezuela contaba con 169 mil maestros: una cifra paupérrima que revela el estado de abandono de la educación pública y la marcha inexorable hacia su privatización. Hoy contamos con 584 mil educadores, pero nuestro objetivo es llegar al millón: un objetivo que alcanzaremos a través del Programa Nacional de Formación de Educadores.

    Veamos otra cifra que marca la diferencia: cuando llegó la Revolución, el programa de alimentación escolar (PAE) beneficiaba sólo a 119 mil estudiantes, mientras que hoy beneficia a más de 4 millones de niños, niñas y jóvenes. ¡Más de 3.000%! Esto es sólo posible en Revolución.

    Podría seguir dando cifras y enumerando logros, pero se me iría todo el espacio. Quiero insistir en la necesidad imperativa de que nuestra estrategia comunicacional e informativa se reimpulse al cuadrado, o al cubo, para proyectar y destacar todo lo que hemos hecho y estamos haciendo en materia educativa: tenemos que desatar toda nuestra creatividad para que estas cifras y estos logros sean para nuestro pueblo verdad común y compartida.

    II

    Quiero reseñar las cuatro inauguraciones de centros educativos a las que asistí esta semana: el lunes 4, con el arranque del año escolar, estuvimos inaugurando el Liceo Ecológico Bolivariano “Pedro Arenas Bolívar” en Araure, estado Portuguesa, y la Unidad Educativa Nacional Bolivariana “Héctor Rojas Meza” en Cabudare, estado Lara; el miércoles 6 de octubre asistimos a la apertura de la Aldea Universitaria “4 de Febrero” en Tinaquillo, estado Cojedes; y el viernes 8 de octubre –en el Día del Guerrillero Heroico y con el Che vivo y combatiente en la memoria– estuvimos inaugurando el Liceo Ecológico Bolivariano “Gral. Müller Rojas”, allá en el bonito Valle de Fuerte Tiuna. Son cuatro infraestructuras modélicas en su concepción y realización, con un profundo sentido socialista, humanista, revolucionario.

    Se imponen algunos comentarios en relación con estas inauguraciones.

    Quiero decir que me llevé un recuerdo imborrable de la Héctor Rojas Meza: ver la felicidad de tantos niños y niñas al recibir su computadora Canaima y saber que ahora cuentan en casa con una herramienta fundamental para su proceso educativo. El lunes comenzamos la entrega de las primeras 19 mil computadoras, distribuiremos de forma gratuita durante este año escolar 243 mil a niños de primer grado y 525 mil a niños de segundo grado, hasta llegar a la meta: todos los niños y niñas de primaria tendrán su “Canaima”. Estamos derrotando a la exclusión y garantizando el acceso a las nuevas tecnologías.

    Por otra parte, Me parece de la mayor importancia el sistema de aprendizaje agroecológico que se incorpora al componente formativo en los liceos y escuelas ecológicas bolivarianas. Optar por la agroecología es optar por el porvenir de la humanidad y por la salvación del planeta; es deslindarse de la destructividad capitalista y reconectarse con los saberes y con el amor por la tierra de la agricultura indígena.

    No puedo pasar por alto la necesidad que tenemos de acelerar la construcción de aldeas universitarias en todo el país: vamos a inaugurar 7 en lo que resta de año, y estamos rehabilitando 19, pero la cifra es modesta y me siento inconforme. El proceso de municipalización universitaria no puede estancarse ni mucho menos detenerse.

    Un último comentario: qué estimulante y alentador ha sido encontrarme con los niños y las niñas y los jóvenes y las jóvenes de Venezuela durante esta semana. Ellos y ellas son el espacio y el tiempo de la Patria resucitada: de la Patria buena y bonita. Uno se hace estudiante de nuevo entre tanta muchachada y rememora cuánta herencia ha dejado en uno el paso por la escolaridad y se llena de esperanzas y casi palpa el porvenir. Uno se reafirma en la poderosa convicción de que nada es más importante ni más decisivo que la educación de nuestros niños y jóvenes: de todos nuestros hijos, de todas nuestras hijas.

    III

    Lo digo en voz alta y clara: nada está por encima de los sagrados intereses de la Patria. Recuerdo aquellas palabras que escribiera Martí en 1873: “La Patria es comunidad de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión dulcísima y consoladora de amores y esperanzas”. Y nosotros queremos y estamos decididos a hacer vivas esas palabras.

    Hago esta reflexión necesaria, a propósito de la decisión que asumimos el domingo pasado de expropiar a la compañía trasnacional Agroisleña, ya que algunos sectores se empeñan en tergiversar la medida con espurias motivaciones políticas.

    El pueblo está consciente de los enormes esfuerzos que venimos realizando no sólo para hacer justicia en la tenencia de la tierra, sino también para conquistar nuestra soberanía alimentaria. Por todo ello, teníamos que impedir a toda costa que el oligopolio Agroisleña siguiera extorsionando a nuestros campesinos con sus precios y con el elevado interés de sus créditos, amén de imponernos un paquete agrotóxico y ecocida trasnacional que deteriora nuestros suelos con productos de alta incidencia ambiental.

    Tenemos, entonces, que esta empresa ejemplificaba todas las perversiones del capitalismo.

    En varias ocasiones se les advirtió de la necesidad de acoplarse a los planes implementados por el Gobierno nacional, sin que estos llamados fuesen atendidos. Procedimos a expropiar por razones de interés nacional.

    La nacionalización de Agroisleña va a contribuir tanto en el abaratamiento de los alimentos, y con ello a la disminución de la inflación, como a la salvaguarda ecológica de nuestros suelos.

    Tengamos presente lo que bien señala el destacado agroecólogo venezolano Miguel Ángel Núñez: Agroisleña tiene numerosos pasivos sociales, labores y ambientales. En realidad y en verdad al nacionalizarla estamos comenzando a saldar una deuda histórica con el campo venezolano.

    Quiero desde aquí expresarles a todas y todos los trabajadores de Agroisleña, que este Gobierno se hace responsable, como se ha responsabilizado siempre, de su estabilidad laboral y de la garantía de todos sus beneficios contemplados en nuestras leyes: contamos con ustedes para que la empresa crezca y rinda sus mejores dividendos al servicio del pueblo trabajador.

    Agroisleña es ahora propiedad popular, propiedad patria. Y ese es precisamente el nuevo nombre que le damos desde ahora: Agropatria.

    Sepan los latifundistas que se acabó este oligopolio del que tanto se beneficiaron: ahora es cuando la Revolución agraria va a acelerarse.

    Digámoslo con el General Zamora:
    “Tierras y Hombres Libres”

    Venceremos

  • Homenaje al Che

    El 9 de octubre de 1967, el Ejército de Bolivia dio el anuncio oficial de la muerte en combate de Ernesto Guevara de la Serna, ocurrida el día anterior. Pero realmente el Che fue herido en una pierna en el enfrentamiento que el Ejército de Liberación Nacional (ELN) boliviano, que él comandaba, mantuvo contra efectivos militares en Quebrada del Yuyo. Luego fue hecho prisionero y trasladado a La Higuera, pequeña localidad al sur de la provincia Vallegrande en el departamento de Santa Cruz, Bolivia.

    Pasado el medio día del 9 de octubre y en presencia de jefes militares del gobierno boliviano y agentes de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), Ernesto Che Guevara fue ejecutado. Finalmente su cuerpo fue trasladado hasta Villagrande donde fue exhibido por un día y medio frente a pobladores, militares y periodistas, como una prueba inequívoca para el mundo de que se había dado caza a uno de los “guerrilleros más peligrosos de ese entonces”.

    Pero esta misma maniobra fraguó la imagen del Che como símbolo de la lucha revolucionaria. La fotografía de su cadáver expuesto a la prensa recorrió el mundo y causó un gran impacto entre las generaciones de jóvenes que en muchos países se rebelaban contra los horrores del capitalismo.

    A continuación publicamos un micro radial producido por la Radio del Sur.