Nacida en Portuguesa, la diputada se reecontró con su terruño durante la campaña para la Asamblea Nacional. “En las zonas campesinas debe hacerse un esfuerzo para garantizar el desarrollo integral de nuestro pueblo”, afirma.

Blanca Eekhout volvió a la ciudad donde se crió y allí se reencontró con amistades, familia y un pueblo con mucho arraigo socialista. Ella nació en la capital del municipio Páez, cursó estudios de primaria en la escuela Ciudad Acarigua y se graduó de bachiller en la promoción de 1986 en el histórico liceo José Antonio Páez.

Contrario a lo que se dice, el apellido Eekhout proviene del estado Falcón; y el Gómez materno, de una localidad rural llamada Sabana Larga, ubicada en los límites de los estados Portuguesa y Lara.

La diputada cuenta que, desde pequeña, se vinculó con el grupo ecologista Mittar (que hace vida en el pulmón vegetal local) y que también integró el coro de voces blancas de la casa de la cultura “Carlos Gauna”, lugar en el cual recibió clases de guitarra clásica del maestro Arturo González.

Recuerda a Acarigua, en la década de los años 80, como un lugar estancado en el tiempo. Ahora lo percibe como un lugar de transición, producto del éxodo campesino y del abandono del campo, y un lugar donde sus habitantes luchan contra el fenómeno de ser o no citadinos.

La campaña por las elecciones parlamentarias amplió su visión. Ahora tiene en sus manos información vital, como legítima representante del pueblo portugueseño en la Asamblea Nacional.

CONSOLIDAR EL CAMPO:

Un tema que llamó la atención de Eekhout es el avance del sector agroalimentario y la consolidación de empresas socialistas. La región ha participado activamente en la recuperación de tierras, entrega de créditos y formación del campesinado.

“Se ha acabado con esa rosca que impedía a los pequeños productores ver el producto de sus cosechas. Aquí se ha hecho todo, pero también se debe recuperar la vialidad agrícola para hacer menos difícil el acceso. Esta es una debilidad, y debemos enfocarnos en este aspecto para beneficiar más al productor”, expresó.

El modelo de desarrollo agrícola de esta región no contempla la conciencia ambientalista. Los sistemas de riego en los parcelamientos tienen agroquímicos que arruinan la vida de la tierra y ponen en riesgo la salud de generaciones futuras. Además, deterioran el ambiente y ocasionan un daño ecológico importante.

“Tenemos que ir hacia una visión ecológica; hacia un socialismo que entienda que la ecología es un elemento fundamental para la vida plena del ser humano”, complementa Eekhout.En este sentido, existe un pueblo organizado en Consejos Comunales y comunas en desarrollo; también hay jóvenes profesionales e investigadores que trabajan para buscar soluciones a los problemas.

“El tema de la vivienda es otro aspecto que se debe fortalecer, sobre todo en el sector campesino. Hay que garantizarle una vivienda digna a toda nuestra gente, y es un aspecto a debatir por nosotros en la Asamblea. En las zonas campesinas debe hacerse un esfuerzo para garantizar el desarrollo integral de nuestro pueblo”, dice.

TOCADOS POR LAS MISIONES:

Eekhout se ha quedado sorprendida porque, en sus contactos electorales casa por casa, no encontró un hogar que no estuviese tocado por las misiones. La luchadora constató el avance del proceso en materia educativa, en la inclusión.

“Ahora surgen nuevas necesidades por esa cantidad enorme de personas egresadas de las misiones. Tenemos que garantizarles el empleo. La deuda gigantesca de la exclusión social en el sistema de educación superior ha sido saldada. La Revolución permite una incorporación masiva al estudio; tanto, que somos el segundo país de América Latina en este sentido”, reitera.

En el ámbito de la educación universitaria, hasta el año 1995 apenas existía el Instituto Tecnológico de Portuguesa, con dos núcleos de dos carreras; y el vicerrectorado de la Universidad de los Llanos, Unellez.

Hoy día el panorama ha cambiado. La Unellez se municipalizó y amplió su cobertura con la creación de siete facultades y 20 carreras. Se estableció un núcleo de la Universidad Rómulo Gallegos con otras cinco especialidades, y el tecnológico va en camino a transformarse en un politécnico de 30 carreras vinculadas a las ciencias del agro y la tecnología, además de un brazo humano fortalecido. En Portuguesa comienzan a egresar médicos, abogadas, contadores, ingenieras, enfermeras y docentes, como en otras entidades.

“Se ha acabado con esa rosca que impedía a los pequeños productores ver el producto de sus cosechas. Aquí se ha hecho todo, pero también se debe recuperar la vialidad agrícola para hacer menos difícil el acceso. Esta es una debilidad, y debemos enfocarnos en este aspecto para beneficiar más al productor”, expresó.

El modelo de desarrollo agrícola de esta región no contempla la conciencia ambientalista. Los sistemas de riego en los parcelamientos tienen agroquímicos que arruinan la vida de la tierra y ponen en riesgo la salud de generaciones futuras. Además, deterioran el ambiente y ocasionan un daño ecológico importante.

“Tenemos que ir hacia una visión ecológica; hacia un socialismo que entienda que la ecología es un elemento fundamental para la vida plena del ser humano”, complementa Eekhout. En este sentido, existe un pueblo organizado en Consejos Comunales y comunas en desarrollo; también hay jóvenes profesionales e investigadores que trabajan para buscar soluciones a los problemas.

“El tema de la vivienda es otro aspecto que se debe fortalecer, sobre todo en el sector campesino. Hay que garantizarle una vivienda digna a toda nuestra gente, y es un aspecto a debatir por nosotros en la Asamblea. En las zonas campesinas debe hacerse un esfuerzo para garantizar el desarrollo integral de nuestro pueblo”, dice.